La deuda pública de República Dominicana, interna y externa, se define como aquellas obligaciones contraídas por los gobiernos para solventar los denominados déficits fiscales.
A su vez, los déficits, son el resultado de la diferencia entre los ingresos fiscales y los gastos del gobierno, en un periodo de tiempo determinado, normalmente, un ano. Es decir, los gobiernos se endeudan para financiar los déficits. A esta deuda se añade la que resulta del déficit fiscal del Banco Central, que es la que surge de las operaciones de mercado abierto que realiza esta entidad.
En ese mismo orden, la deuda pública se convierte en compromisos de pagos de intereses, capital y comisiones, a partir de la colocación de bonos y de otros instrumentos, ya sea a nivel local o en los mercados internacionales. Existe una discusión recurrente de si debería preocupar a la población el monto que representa la deuda como porcentaje del producto bruto interno, así como el porcentaje que se paga en servicios de dicha deuda como porcentaje de los ingresos tributarios.
En ese sentido, se piensa que mientras más alto es el porcentaje de la deuda pública con relación al PIB de un país, menor es la capacidad que tendrá una economía para pagarla, al tiempo que tendrá mucho menos recursos para solventar el resto de los pagos que se necesitan para mantener la administración del Estado.
Sin embargo, la evidencia empírica demuestra que esto no siempre es así, pues países como Japón, que tiene una economía desarrollada, su nivel de endeudamiento es de un elevado 257% con relación a su pib, lo mismo que Sudán (210%), Grecia (181%) e Italia (132%), los cuales presentan niveles de deuda muy por encima que el de Republica Dominicana que alcanzó, a octubre del año pasado, un 62.0% (CREES, 2023).
Conviene decir, no obstante, que no se está obviamente que la deuda pública es un problema y que se requieren de políticas económicas y medidas que permitan incrementar los ingresos y, al mismo tiempo, reducir los gastos, sobre todo cuando el porcentaje que se paga por servicios de deuda, en relación a los ingresos tributarios, va en franco aumento, como es el caso de Republica Dominicana que, durante este 2023, llegará casi al 24.0%.
Otro elemento importante a destacar, es la tendencia que ha tenido la deuda del sector público no financiero durante las dos últimas décadas, la cual ha crecido, según los datos de CREES, como promedio anual, un 66.0%, al pasar de ser de 3,244 Millones de dólares a 52,487 millones de dólares, es decir, casi 50 mil millones más en 23 años.
Por igual, la deuda del sector público consolidado ha tenido una tendencia similar, pues pasó de 4,447.9 millones de dólares en el año 2000 a 70,230.4 millones de dólares en el 2022 (Octubre), con una expansión promedio anual de un 64%, y un incremento de casi 66 mil millones en 23 años. Frente a estos datos, es lógico que debe existir una preocupación del gobierno, y también de toda la población, con relación a la tendencia, pues el endeudamiento no puede ser una carrera sin límites ni fronteras.
Finalmente, hay que entender que mientras se mantengan los niveles de presión fiscal que existe en el país (14.6% del pib), no se resolverá el problema del déficit fiscal, pues la deuda social que se tiene con los pobres y las personas vulnerables, es muy elevada como para reducir los gastos, corrientes y de infraestructura.
Por igual, en algún momento habrá que enfrentar, seriamente, el problema de la evasión fiscal y la elusión, pues los niveles que se observan de evasión del impuesto sobre la renta y del itbis son realmente alarmantes. Más aun, la tarea del próximo gobierno deberá ser la implementación de una reforma fiscal y de una reforma estructural del Estado que permita, en el mediano plazo, eliminar el déficit fiscal y, al mismo tiempo, el déficit cuasi fiscal del Banco Central, un camino difícil, pero no imposible.