Este próximo domingo 16 de febrero, se celebran en el país las elecciones para elegir a los alcaldes de las diferentes provincias, municipios y distritos municipales, entre una coctelera variopinta de candidatos y candidatos.
Por el fervor de la contienda, y también por la gran inversión que se está realizando a fin de conquistar el favor de los votantes, parecería que lo que se busca es acertar al premio mayor. Por ejemplo, los munícipes del Gran Santo Domingo tienen la posibilidad de poner en manos de un alcalde elector más de 4 mil millones de pesos, así como miles de empleos que genera el cabildo. Lo propio ocurre con la Alcaldía de Santiago de los Caballeros, y de otras tantas que tienen importancia relativa a nivel de manejo presupuestario.
Lo que queda claro, sin embargo, es la ausencia de propuestas creíbles y realistas de los que tercian en el proceso electoral, y también la desfachatez de algunos haciendo promesas, en este último tramo, que parecen sacadas del imaginario que solo se puede describir en el “Amor en Tiempos del Cólera”. Eso de prometer la traída al país del Campeonato Mundial de Fórmula 1 (F1), no solo mueve a risa, sino que representa unos de los errores imperdonables de un candidato eterno a alcalde en el Distrito Nacional.
Pero eso no es nada, hay candidatos que no tienen ni idea de lo que se trata la municipalidad, ni el desarrollo local, ni los arbitrios, ni el presupuesto participativo; son ignorantes por derecho propio, porque lo único que le interesa es el presupuesto municipal, los empleos, los negocios de la basura y muchos otros contubernios que se pueden hacer desde esa posición de gestión pública. Esto es en general, salvo honrosas excepciones.
Las alcaldías son gobiernos municipales con un rol fundamental en los procesos de descentralización de la gestión pública, los cuales iniciaron durante la década del 80. Convendría que supieran los candidatos a alcaldes que las funciones de un gobierno municipal son las de:
- Prestación de servicios a los munícipes y resolver los temas locales vinculados a la educación, salud, agua y saneamiento, vivienda y recreación y deportes;
- Ordenamiento y planificación del desarrollo económico, social y ambiental del territorio;
- Control adecuado del manejo de los recursos naturales y protección al medio ambiente y,
- promoción de la participación comunitaria y el mejoramiento del bienestar de los habitantes (FAO, 2003).
Por mucho tiempo, los gobiernos nacionales sustituyeron a los gobiernos locales, hasta que se dieron cuenta de su ineficacia para administrar la cosa pública en zonas apartadas, además de la poca cantidad de recursos que podían disponer para ello, y los reducidos impactos que se tenían.
Las alcaldías son gobiernos locales vinculados a la economía y a los mercados productivos, pero alguien tiene que decírselo a los candidatos a estas posiciones, aunque solo sea para que lo sepan.