El prestigioso geólogo y tocayo Osiris de León plantea en artículo que son la amenaza natural que produce el mayor pánico que experimenta cualquier sociedad, y yo agrego que mientras mayor desarrollo tiene, mayores son los consecuencias, por lo que es un gran desafío para la comunidad científica que estudia estos fenómenos encontrar la tecnología para detectarlos con tiempo que se puedan salvar vidas y tal vez propiedades valiosas.
Entre 2000 y 2019 en América Latina y el Caribe tuvimos 75 grandes terremotos que afectaron a más de 14 millones de personas, entre ellas 226.2 mil muertos y 339 mil heridos con pérdidas de U$54 billones de dólares. En orden de intensidad han sido los más fuertes:
- 8.8. Chile (402 muertos, 27 febrero de 2010)
- 8.4. Perú (77 muertos, 23 junio de 2001)
- 8.3. Chile (7 muertos, 16 de septiembre de 2015)
- 8.2. Chile (7 muertos , 1 de abril de 2014)
- 8.0. Perú (514 muertos, 15 de agosto 2007)
- 7.8. Ecuador (663 muertos, 16 abril de 2016)
- 7.0. Haití (222,600 muertos, 12 de enero de 2010)
Observen como la extrema vulnerabilidad de Haití, siendo un terremoto de menor intensidad que los anteriores produce más muertos, cuando Chile, con un terremoto de 8.3, apenas tuvo 7 muertos, siendo el terremoto de Haití, o sean en nuestra isla, La Española, el décimo con más muertos en la historia de la humanidad. Tenemos muchos pequeños Haití que podrían tener la misma suerte.
Como aún no tenemos la tecnología para detectar los terremotos con antelación, y conocemos de su poder destructivo; conocemos los métodos de mitigación y contamos con los seguros para lograr las indemnizaciones vitales para recuperarnos económicamente de sus efectos, aunque siempre serán muy lamentables las muertes que producen y que también tenemos los mecanismos para disminuir su impacto.
Hemos dicho en varias ocasiones, que somos un país bastante siniestrado, no solo por los terremotos, también tenemos la dicha de estar en el mismo trayecto de los huracanes, y donde más accidentes de tránsito ocurren, y a pesar de todo esta desagradable circunstancias, nuestra gente no tiene una conciencia clara de la importancia y necesidad de contar con coberturas para disminuir los efectos económicos de los riesgos.
En cuanto al área gubernamental, tienen las estadísticas de los danos que ocasionan los fenómenos naturales cada año, los cuales drenan el presupuesto del gobierno cuando tiene que acudir en auxilio de los ciudadanos, y estamos totalmente seguro que son muy por encima de lo que le costaría al Estado asegurar los bienes vitales para el desarrollo de la vida social.
Tenemos presas, hidroeléctricas, subestaciones, carreteras puentes, edificios etc. que no cuentan con ningún tipo de cobertura. Pero lo mismo podemos decir de la clase empresarial nuestra, que debiera tener plena conciencia de la necesidad de tener programa de seguros bien diseñado.
El mercado asegurador ha desarrollado un producto para los gobiernos muy interesante que son los Seguros Paramétricos, que entran a cubrir fenómenos naturales después que estos sobrepasan el límite establecido para indemnizar. O sea, si el gobierno sabe que después de caer tantos milímetros de agua comienzan las grandes inundaciones y pérdidas de una región, cubre un límite de pérdidas que recibirá sin ajuste para cubrir todos los danos de la región. Eso mismo puede hacer con los demás riesgos de Huracán, donde ya sabemos que intensidad comienza a ocasionarnos danos, y el gobierno cubre hasta el límite posible de pérdida, parámetros que servirán para determinar las primas.