Durante su discurso del estado de la Unión ante el Congreso de Estados Unidos, el presidente Donald Trump hizo alarde de la expansión económica que vive su país desde hace una década, y llegó afirmar de manera categórica que: “la economía actual es la mejor de la historia de los Estados Unidos”.
El presidente estadounidense hace alarde del desempeño económico por los números de la superficie que muestra la economía, como, por ejemplo, el desempleo más bajo en 50 años, con una tasa de 3.6%. Los mercados bursátiles han alcanzado récords en su desempeño bajo la administración del presidente Trump. Sin embargo, la realidad económica que viven millones estadounidenses dista mucho de lo que el presidente describió como la “mejor economía de la historia”.
La realidad es que la creación de empleos pasó de un promedio mensual de 223,000 en 2018 a 176,000 en 2019. De acuerdo con una encuesta realizada por la cadena CNBC, cerca del 50% de los trabajos creados el año pasado son de bajos salarios, y desde el 2017, el 65% de los empleos creados devengan salarios de 20 dólares la hora o menos. Sin dudas, la creación de empleos de esta administración es mucho más lenta que de la administración anterior.
Por otra parte, los salarios no han crecido de la manera esperada, a pesar de las ilusiones que se vendieron con la reforma tributaria de 2017, los salarios han aumentado solo en los estados que han aumentado el salario mínimo.
El salario medio promedio de un hogar estadounidense es mucho menor de lo que era en el año 2007, en términos reales. Por tal razón, la familia estadounidense apenas tiene para subsistir. El 78% de los trabajadores estadounidenses viven de cheque en cheque, es decir el salario que devengan, solo les alcanza para cubrir sus necesidades básicas.
El 40% de los trabajadores estadounidenses no tienen al menos 400 dólares ahorrados para hacerle frente a un gasto inesperado. El salario real de un trabajador a tiempo completo se encuentra un 3% por debajo de lo que era en el año 1979.
La reforma tributaria que Trump y los Republicanos le vendieron al pueblo estadounidense como la gran panacea ha sido un rotundo fracaso. Los Republicanos y el presidente Trump prometieron que con esta reforma habría un aumento en la inversión privada, pero la inversión privada se contrajo por tercer trimestre consecutivo, esta es la primera vez que esto ocurre desde la Gran Recesión en 2009. En cambio, la reducción de impuestos provocó una avalancha histórica de recompra de acciones, por un valor de 800 mil millones de dólares en 2018, según Goldman Sachs.
Si se implementa completamente, la reforma tributaria de 2017 dará como resultado aumentos de impuestos para la mayoría de los hogares que se encuentran ubicados en el 80% del nivel inferior de la escala salarial. Esto es una clara muestra de que la economía del chorreo o trickle-down economics no funciona para los estadounidenses comunes.
Esta reforma tributaria ha traído como resultado un aumento considerable del déficit fiscal, desmontando por si sola, la narrativa falaz de que la reforma tributaria era neutral en ingresos tributarios, es decir, que se iba a pagar de manera automática.
En 2019, el déficit alcanzó el umbral de 1 trillón de dólares por primera vez desde 2012, algo simplemente inaudito para un país que supuestamente se encuentra en el pleno empleo. Este es déficit no fue generado por un aumento en el gasto público en obras, ya que el país tiene una inversión muy baja en infraestructura.
En otro tenor, Estados Unidos tuvo que endeudarse masivamente en el exterior: los datos más recientes muestran un endeudamiento externo de casi 500 mil millones de dólares al año, con un aumento de más del 10% en la posición de endeudamiento neto de los Estados Unidos en solo un año.
La Guerra comercial que Trump emprendió contra China en 2018, para nada ayudó apalear su visión mercantilista del libre comercio, ya que el déficit comercial de los Estados Unidos con el gigante asiático fue el mayor jamás antes registrado. El déficit comercial con China ha aumentado en un 25% en comparación con el año 2016.
Aunque el libre comercio solo representa un 3% de la economía del país, pero el 70% de la economía depende del consumo, y fueron los consumidores estadounidenses los que llevaron la peor parte, porque tuvieron que disponer de una mayor tajada de su ingreso disponible para adquirir bienes y servicios, esto le puso un freno a la economía en 2019, ya que el crecimiento fue anímico fruto de la incertidumbre generada por esta Guerra comercial en la economía global. Por ejemplo, en el último trimestre de 2019, la economía estadounidense solo creció un 2.1%, y en todo 2019 el crecimiento fue de 2.3%.
Durante el segundo mandato de Barack Obama (2013-2017), el crecimiento promedio de la economía fue de 2.4%, considerando que no tuvo un estímulo fiscal auspiciado por un mega déficit fiscal de 1 trillón de dólares (Obama lo redujo a la mitad para el final de su segundo mandato), y hoy las tasas de interés se encuentran en su mínimo histórico. Esto no ha sido suficiente para lograr el crecimiento de 4%, 5% y hasta 6% que prometió el presidente Trump durante la campaña electoral de 2016.
El presidente Trump durante la campaña electoral de 2016 se mostró ante el electorado estadounidense como un hombre que estaba del lado de los trabajadores. Sin embargo, las políticas públicas de su administración hacia ese sector han ido dirigidas para debilitar sistemáticamente los derechos laborales. Por ejemplo, con la nueva regla de tiempo extra, los trabajadores recibirían 1,400 millones de dólares menos que con la regla que estaba vigente en 2016. Simplemente es una estocada mortal para los trabajadores asalariados.
El sector salud ha sido otro sector que ha sido duramente golpeado bajo la presidencia de Trump, en detrimento de los trabajadores. Millones de estadounidenses han perdido su cobertura médica, y la tasa de personas sin seguro médico ha aumentado en los últimos dos años de 10.9% a 13%, la expectativa de vida de los estadounidenses ha venido cayendo desde el ascenso al poder de Donald Trump en 2017, y la mortalidad de la mediana edad alcanzó su nivel más alto desde la Segunda Guerra mundial.
Los efectos del cambio climático, de hecho, ya están teniendo resultados devastadores para la economía estadounidense, a pesar de que el presidente ha repetido en reiteradas ocasiones de que el cambio es un “invento de los chinos.” Los daños a las propiedades en los Estados Unidos fruto del cambio climático le costó a la economía un 1.5% del PIB en 2017.
La economía que Trump describió en su discurso del martes 4 de febrero es una economía que solo es pujante para el 1% más rico y la élite financiera de Wall Street. El mercado bursátil no es un reflejo de la realidad económica ni muchos de prosperidad para el más común de los estadounidenses, ya que el 1% más rico de la población contra el 50% del mercado, y el 10% mas rico el 90%. En pocas palabras, la economía de Trump solo ha incrementado la desigualdad entre ricos y pobres a niveles estratosférico. Socialismo para los ricos.