La familia Rosario pide que les sean entregados alrededor de 13 trillones de euros por una herencia que les toca por el valor de los terrenos donde funcionaba la minera Rosario Dominicana y que hoy explota Barrick Pueblo Viejo.
Para ser sincero, no creo que haya un ser humano en este país que sepa contar hasta ahí. En 2014 la cantidad que reclamaban era de alrededor de US$1,500 millones y luego paso de US$10,000 millones.
Lo que sucede con los miembros de esta familia no sé si calificarlo como “histeria colectiva”, un fenómeno que, sin ser experto, podría relacionarlo con un estado de necesidad generalizada que sirve de caldo de cultivo para alimentar la esperanza de algún día ser millonario.
Si fuera una película quizá llevaría el título “El pecado de los incautos”, pues sencillamente se han dejado “tomar el pelo” por una historia que no tiene principio ni fin.
Para calificar este caso sería necesario inventarse un nuevo calificativo, pues no hay forma de que el Banco Santander, de España, haya transferido cualquier cantidad de dinero al Banco de Reservas, en República Dominicana, sin que medie la existencia real de una herencia. Preguntémonos lo siguiente: ¿Quién transfirió y a quién? ¿Cuál es la supuesta cantidad de dinero producto de la herencia? ¿Cómo salió el caso a la palestra? ¿Qué pasó con el abogado que presidió el proceso a favor de los que se apellidan Rosario y que reclaman el dinero?
Al personaje Johnny Portorreal Reyes, abogado suspendido, al menos hay que reconocerle que ha sido hábil al identificar que la ignorancia colectiva es una falencia que puede ser utilizada para alimentar la esperanza de muchos.
Por suerte, y conozco casos, no todos los Rosario están arropados por la inopia o tosquedad. ¿Todo dominicano que se apellida Rosario es un millonario en potencia? Creo que sí, si trabaja. ¡Bomba, mi hermano!