Los recursos son limitados y, en nuestro caso, no es global la conciencia de nuestra ciudadanía en ser proactiva en la planeación de su vida común. En muchos casos, ni los grandes proyectos personales de nuestros ciudadanos cuentan con una estricta planeación estratégica para lograr los objetivos deseados.
Ni siquiera planear bien las cosas nos resulta del todo exactas. Ahora, no tener una guía que nos lleve directo a nuestros objetivos, invirtiendo lo conveniente y en los tiempos acordados, será una pérdida considerable, que nos llenará de frustraciones, estrés y dificultades para seguir adelante con la tranquilidad que necesitaremos para una vida más plena y con felicidad.
Nosotros, en una economía con dificultades, con limitaciones, necesitamos ahorrar tiempo y recursos, como un hábito constante de nuestra practica social, no solo cuando estamos frente a un proyecto de negocio o político. Cada centavo que desperdiciamos, cada tiempo que no aprovechamos para sumar, es recurso que debemos producir con mayores dificultades en el futuro, haciéndonos la tarea más difícil para llegar a nuestras metas.
Decía un famoso artista, que la vida es lo que nos sucede mientras llegamos a la meta y yo interpreto que la meta de todo ser humano es la muerte. Palabra que suena fuerte en occidente donde nos creemos que nacimos para nunca irnos. La mejor forma de vivir feliz y con satisfacción, es teniendo muy claro nuestros propósitos y principios, teniendo siempre el fin en mente para planear cada paso que damos, sumando pequeñas cosas a nuestro entorno, exigiendo derechos, siempre que estemos cumpliendo con nuestros deberes de ciudadanos y seres humanos.
Terminamos un año y, como de costumbre, tenemos que iniciar con nuevos planes. Pues bien, hagámoslo bien, comencemos conociendo nuestra situación, lo que nos afecta en nuestro entorno. Con los recursos que contamos y definamos nuestros ejes principales sobre los que queremos y debemos girar nuestras vidas.
Planeemos nuestros proyectos del año, pero vamos a tenerlo pendiente, evaluándolo cada día y ajustando la brújula cada mes para evitar las desviaciones importantes. Tenemos que hacer de esto un hábito, que será tan normal que no nos costará ningún sacrificio hacerlo y nos evitará caer en muchos errores que nos cuestan recursos y tiempo. Eso es tener el fin en mente siempre. No hacer nada sin antes pensarlo.
Un líder, en cualquier circunstancia, debe tener claro cuáles son las cosas importantes que debe atender y con proactividad marchar de frente a las cosas importantes, sin desviarse a nimiedades que siempre quedan en el camino cuando vamos solucionando las cuestiones esenciales de los proyectos. Con esto ahorramos recursos sin pérdida de tiempo.
Este año 2020, adquiera buenos hábitos, comience planeando lo que hará cada día y hágalo desde que sus ojos contemplen la luz del sol y le puedo asegurar que su vida tendrá más sentido, mientras mejores principios y propósitos muevan nuestra felicidad.