El término economía del conocimiento se populariza con la obra de Peter Drucker en 1969 llamada “La Era de la Discontinuidad” pero el concepto fue desarrollado por el economista Fritz Machlup en 1962. En una economía basada en conocimiento los gobiernos desempeñan un papel fundamental en la mejora de la competitividad al establecer un entorno propicio para la innovación empresarial y el emprendimiento de base tecnológica, y proporcionando bienes públicos como el conocimiento científico y el capital humano avanzado, aquel que pueda generar conocimiento para la transformación de la economía.
Las políticas públicas buscan aumentar la productividad y fortalecer la competitividad frente al mercado internacional respondiendo a las fallas del mercado y fortaleciendo los sistemas nacionales de innovación. Los gobiernos deben encaminarse hacia una economía basada en conocimiento que se sustenta en cuatro principales pilares tales como la educación, infraestructuras en tecnologías de la información, incentivos económicos en un régimen institucional, y finalmente sistemas de innovación. Debemos preguntarnos si contamos con las condiciones para encaminarnos hacia una economía basada en conocimiento y qué reformas son necesarias para lograrlo.
Los economistas de la innovación creen que lo que impulsa principalmente el crecimiento económico en la economía actual basada en el conocimiento no es la acumulación de capital como afirma la economía neoclásica, sino la capacidad innovadora estimulada por el conocimiento apropiado y las externalidades tecnológicas.
De acuerdo al economista, Paul Michael Romer, en su teoría del crecimiento endógeno, el crecimiento económico es principalmente el resultado de fuerzas endógenas y no externas. La inversión en capital humano, innovación y conocimiento son contribuyentes significativos al crecimiento económico. La teoría se centra en las externalidades positivas y los efectos spillovers de una economía basada en el conocimiento que conduce al desarrollo económico.
La tasa de crecimiento a largo plazo de una economía depende de medidas políticas. Por ejemplo, los subsidios para investigación y desarrollo o educación aumentan la tasa de crecimiento en algunos modelos de crecimiento endógeno al aumentar el incentivo para la innovación. La teoría del crecimiento endógeno intenta superar las fallas del mercado construyendo modelos macroeconómicos a partir de bases microeconómicas. Una implicación de la teoría del crecimiento endógeno es que las políticas que abarcan la apertura, la competencia, el cambio y la innovación promueven el crecimiento.
Debemos analizar los cuatro pilares que sostienen una economía basada en conocimiento en nuestro contexto tomando en cuenta los factores internos cruciales para determinar el crecimiento de nuestra economía basado en la teoría de crecimiento endógeno.
Si bien somos el país de mayor crecimiento económico de la región, gran parte de ese crecimiento es producto de los factores externos dado que nuestra economía es altamente dependiente de la estabilidad macroeconómica de los EEUU, nuestro principal socio comercial, de donde provienen la mayor parte de los turistas, las remesas y la inversión extranjera directa en las zonas francas. Con limitadas exportaciones, centradas primordialmente en servicios, sobre todo en el sector turismo y en el de “commodities” como el ORO, Banano y Tabaco, nuestro crecimiento se ve vulnerable ante los factores externos.
Es por ello la importancia de crear un entorno de resiliencia focalizando el crecimiento en los factores internos.
Con la educación se busca desarrollar las habilidades y competencias de la población con el fin de crear, intercambiar y utilizar el conocimiento para que este pueda aportar al desarrollo y bienestar de una sociedad. La calidad educativa no sólo es un derecho humano sino que ayuda a reducir la brecha de la desigualdad social. De acuerdo a la UNESCO, la calidad educativa se relaciona con el desarrollo del conocimiento y la aplicación háb
il de todas las formas de conocimiento por parte de individuos únicos que funcionan de manera independiente y en relación con los demás. Una educación de calidad refleja la naturaleza dinámica de la cultura y los idiomas, el valor del individuo en relación con el contexto más amplio y la importancia de vivir de una manera que promueva la igualdad en el presente y fomente un futuro sostenible.
En nuestro país debemos reforzar las matemáticas, el pensamiento crítico, la lectura comprensiva y la redacción. Sin estos componentes será difícil migrar de un conocimiento tácito o implícito hacia un conocimiento codificado o explícito. El conocimiento tácito es aquel difícil de transferir a otra persona al escribir o verbalizar.
El conocimiento codificado es aquel que se puede transmitir fácilmente a otros y que se puede articular, codificar, almacenar y acceder de manera fácil. Sin la transferencia de conocimiento no se puede desarrollar una sociedad.
Hemos tenido casos de multinacionales que han preferido instalarse en otras economías como en Costa Rica por falta de capital humano altamente calificado. Dejando así perder la oportunidad de seguir desarrollándonos y potenciando nuestro conocimiento.
Las empresas locales tienen grandes dificultades de competir internacionalmente precisamente por la falta de recursos humanos con los conocimientos, las habilidades y competencias necesarias para generar innovación y lograr la sofisticación de los negocios. Por ello la importancia de colocar en la agenda nacional como prioridad la calidad educativa a todos los niveles de la educación dominicana.
La educación requiere una infraestructura de información dinámica para facilitar la comunicación, difusión y procesamiento efectivo del conocimiento. Es fundamental para la economía del conocimiento propiciar un entorno regulatorio y económico que permita el libre flujo de conocimiento, respalde la inversión en tecnologías de la información y las comunicaciones (TICs) y aliente el emprendimiento y la innovación empresarial.
Es necesario contar con un sistema de innovación que propicie una red de centros de investigación, universidades, centros de estudios, empresas privadas y grupos comunitarios que interactúen entre sí para aprovechar el creciente stock de conocimiento global, asimilarlo y adaptarlo a las necesidades locales, y crear nuevo conocimiento y soluciones a los desafíos locales y globales. Por ello la importancia de fortalecer nuestras instituciones para que dicha interacción en un sistema de innovación pueda converger de tal manera que la transferencia de conocimiento resulte en cambios significativos a la economía nacional.
Las infraestructuras y servicios de comunicaciones potencian el uso de tecnologías digitales y facilitan las interacciones entre personas, organizaciones y máquinas conectadas. Sirven de base para un Internet abierto, interconectado y distribuido que permita el libre flujo global de información. El acceso de alta calidad a redes y servicios de comunicación a precios competitivos es fundamental para la transformación digital.
Los datos están emergiendo como igualmente vitales y son un motor de actividad económica y un aporte de producción de propósito general en muchos contextos, pero estos beneficios se basan en la disponibilidad y accesibilidad de los datos. Por lo tanto, mejorar el acceso y el intercambio de datos es importante, aunque tales decisiones deben equilibrarse con consideraciones de privacidad y seguridad de datos, entre otras. Para que los países en vía de desarrollo integren con éxito las TICs y el desarrollo sostenible con el fin de participar en la economía del conocimiento, deben intervenir de manera colectiva y estratégica (UNCTAD, 1997).
En nuestro país contamos con excelente sistema de telecomunicaciones que propicia acceso a internet a casi toda la población. De acuerdo a los más recientes datos de Indotel, 8.9 millones de dominicanos tienen cuentas de servicio móvil y 7.6 millones tienen acceso a internet. Según el organismo Alianza para un Internet Asequible, República Dominicana cuenta con Internet asequible a un costo de 1.49% del PIB. Sin embargo, República Dominicana es el segundo país de Latinoamérica con los impuestos más altos a las telecomunicaciones según la Unión Internacional de las Telecomunicaciones. Esto puede ser un handicap o convertirse en una oportunidad para el estado utilizar esos recursos recaudados para la mejora de infraestructuras.
En el marco de República Digital se pretende precisamente cerrar la brecha digital brindando a la ciudadanía mayor acceso al internet con mayores infraestructuras, transformando digitalmente los procesos administrativos gubernamentales, alfabetizando digitalmente a las MIPYMES y al sector educación. Este programa de gobierno tiene el gran potencial de transformar digitalmente a la República Dominicana si se lleva a cabo con políticas y programas coherentes siguiendo los lineamientos y estándares requeridos para alcanzar los objetivos.
De acuerdo a la reciente publicación de la OECD “Going Digital: Shaping Policies, Improving Lives”, las tecnologías digitales y los datos son transformadores. Las personas, las empresas y los gobiernos viven, interactúan, trabajan y producen de manera diferente que en el pasado, y estos cambios se están acelerando rápidamente. En ese sentido, los gobiernos tienen que colocar en su agenda digital una serie de políticas enmarcadas en los principales ejes como; 1) acceso a las tecnologías de la información, los servicios y la data; 2) alfabetización digital para el uso efectivo de las tecnologías y la data; 3) incentivos y marco regulatorio para la innovación digital; 4) productividad y empleabilidad. 5) Inclusión digital; 6) Seguridad y privacidad; 7) apertura a nuevos mercados.
Para ello las instituciones son claves y sin institucionalidad la ejecución de las políticas no son efectivas. El gobierno debe jugar un rol de jardinero, un concepto utilizado por el Banco Mundial en su publicación “Innovation Policy A Guide for Developing Countries”. Como Jardinero busca promover la innovación mediante su irrigación a través de instrumentos financieros, remueve la hierba mala a través de un marco regulatorio que potencie la competitividad, fertiliza la tierra a través de la investigación y la información y prepara el terreno con la educación. De acuerdo a Joseph Schumpeter, uno de los primeros y más importantes eruditos que abordó ampliamente la innovación en economía, los gobiernos deben propiciar regímenes y políticas que permitan el emprendimiento y la innovación (es decir, gastos de I+D, permisos y licencias).
En nuestro país no contamos con un sistema de irrigación eficiente dado que los instrumentos financieros para potenciar la innovación son prácticamente inexistente con relación al PIB y comparando con la media de latinoamérica y de los países desarrollados. Todavía contamos con un sinnúmero de trabas y la hierba mala imposibilita que las nuevas empresas salgan a flote. El mercado regulatorio requiere de importantes reformas para potenciar la competitividad y la innovación empresarial.
No contamos, por ejemplo, con un marco regulatorio para promover la inversión ángel y el capital riesgo. No hay incentivos fiscales para las empresas invertir en Investigación y Desarrollo y contratar recurso humano altamente calificado. Nuestra tierra no es fértil porque no invertimos en I+D. Nuestro terreno requiere de mucho preparación para poder sembrar y sentar las bases del desarrollo.
Finalmente, los sistemas nacionales de innovación (SNI), un concepto desarrollado y estudiado por Freeman (1987), Lundvall (1992) y Nelson (1993), se centra en los actores, las instituciones y sus relaciones, y contribuye a una mejor comprensión tanto de la dinámica intrínseca de la innovación, así como de sus conexiones con los procesos de desarrollo (Dutrénit, 2013). El vínculo entre el conocimiento, la innovación y el desarrollo ha ocupado la reflexión latinoamericana durante décadas (Katz y Bercovich, 1993; Cimoli, 2000; BID, 2001; Cassiolato, Lastres y Maciel, 2003; López, 2007; Dutrénit et al., 2010; Lemarchand, 2010; Llisterri y Pietrobelli, 2011). La interacción entre los diferentes actores es clave y su fortalecimiento ha servido para que las economías.
Las reformas de en economías basadas en conocimiento pueden tener un impacto muy significativo en un tiempo relativamente corto, a pesar de que su efecto total requiere una acción sostenida en los cuatro pilares. Hace unas décadas, Chile y Costa Rica en América Latina, Malasia en el este de Asia, Túnez en el Medio Oriente y Botswana en África, instituyeron reformas multisectoriales para atraer inversión extranjera y crear un ambiente orientado a una economía basada en conocimiento.
República Dominicana puede contar las condiciones para convertirse en una economía basada en conocimiento. Para ello, debemos ser estrictos con la calidad educativa, seguir empujando RD Digital, seguir fortaleciendo nuestro régimen institucional y crear de instrumentos financieros y regulatorios, debemos finalmente seguir potenciando la interacción entre los diferentes actores incluyendo la academia, el sector público, el sector privado y la sociedad en general para ir potenciando nuestro sistema nacional de innovación.