Ese día me desperté a las 5:15 de la mañana. Es mucho lo que toca resolver antes de que salga el sol. Armé el desayuno de las niñas. Les preparé la comida del medio día. Terminé de planchar la ropa que anoche tuve que dejar por mitad porque se fue la luz. Santo barrio este.
A las 7, ya cansada de nuevo, las desperté y las alisté para la escuela. Las bañé, cambié, peiné y añoñé como pude. Difícil la vida que me había tocado. Ya a los 26, me sentía sin derecho a soñar. Nadie me mandó a salir embarazada tan joven o a dejar la escuela, lo sé. Pero veo mi historia repetirse en todas las casas de mi calle y no creo que mi mala suerte pueda ser solo culpa mía.
Al menos había podido lograr que ese patán entendiera que no lo quería. Tantas veces le pedí que se fuera. Ya no aguantaba más. Aquel día, el primero con su ausencia, salimos, ellas a la escuela y yo a dejar la piel buscándoles el sustento. Tenía un techo, comida en el plato de mis hijas y las ganas de echarlas para adelante. Ellas no tendrían la misma vida que yo. Esa era mi esperanza. Las basé y las vi alejarse.
Al atardecer, nos encontramos en la misma esquina en la que nos habíamos despedido esa mañana y caminamos de la mano hacia la casa. En el instante en que abrí la puerta y lo vi sentado a la cabeza del comedor, lo supe. A ese infeliz no le dieron las agallas para asimilar que ya no era suya. Tan guapo que era para desbaratarme a golpes.
Sentí la lagrima tibia deslizarse en mi mejilla. Me aferré a mis hijas, sus hijas, nuestras hijas, con la fuerza inquebrantable del abrazo que se sabe ser último. Les había fallado. Ellas tampoco soñarían.
“Las amo,” les susurré al oído. Las cuidaré desde allá arriba.
El 25 de noviembre se conmemora el Día Internacional de la Eliminación de la Violencia contra la Mujer. Desde 2010 a la fecha, República Dominicana es el país de América Latina en el cual más mujeres han sido asesinadas. A septiembre de este año, la Procuraduría General de la República registraba 109 casos, 59 de estos en manos de una ex pareja.
Según informe de Participación Ciudadana de 2018, el promedio de mujeres asesinadas anualmente en nuestro país de 187.
Ya basta. Ni una más.