El gran taponamiento que paralizó durante diez horas el tránsito por la Autopista Duarte, a raíz un choque en el que se vieron involucrados varios vehículos, evidencia la falta de un plan de contingencia efectivo por parte de la Dirección General de Seguridad de Tránsito y Transporte Terrestre (Digesett).
El hecho de que el Gobierno no tenga previsto planes y protocolos para accionar con rapidez quedó evidenciado en el caos imperante, pese a que dispone de varias entidades atentas a las carreteras: Digesett, la Comisión Militar y Policial (Comipol), una unidad del Ministerio de Obras Públicas y Comunicaciones (MOPC), y la Policía Nacional.
El taponamiento de la autopista Duarte pudo resolverse apartando con rapidez los vehículos averiados, dirigiendo el tránsito con efectividad para que los vehículos que no estaban involucrados en el accidente pudieran desplazarse (sabemos que algunos “mirones” estorban las labores de rescate).
Ese día colapsó el tránsito, pero también las entidades responsables de regularlo. Nos llama particularmente la atención testimonios de conductores que aseguran que los accidentes de vehículos pesados en la autopista (no digamos que el último fue el caso) son recuentes porque algunos conductores “aprovechan” las bajadas en varias zonas, como por ejemplo, Loma Miranda, para poner los vehículos en neutro, con el objetivo de economizar combustible que luego venden escondido de sus patronos.
Al bajar a alta velocidad en neutro pierden parte de la capacidad de maniobrar los camiones y patanas. Este es un testimonio grave al que la Digesett debe prestar atención.