Estamos viviendo tiempos de rápido progreso tecnológico y digitalización, y de cambios económicos, sociales y políticos extraordinarios. Estamos siendo fuertemente impactados por la globalización que presenta grandes desafíos y oportunidades para el país. Estos cambios requieren soluciones innovadoras para reducir las desigualdades, mejorar la productividad, la competitividad, el bienestar de las personas y medioambiental, y reconstruir la confianza en las instituciones.
De acuerdo al informe de la OCDE, “Panorama de Latinoamérica y el Caribe 2019: desarrollo en transición”, la región se ha beneficiado de un progreso socioeconómico notable aumentando sus capacidades domésticas y su disposición para contribuir al desarrollo global pero se enfrenta a nuevas y persistentes vulnerabilidades que requieren de transformaciones críticas para maximizar las oportunidades de desarrollo.
La región presenta desafíos que se centran en cuatro trampas estructurales que impiden una transformación económica exitosa. Estas son las trampas de la productividad, la vulnerabilidad social, la institucional y la ambiental, que interactúan entre sí para limitar la inclusión de la región y oportunidades de desarrollo sostenible.
La trampa de productividad. Ese informe presenta la baja productividad en la región marcada por una estructura de exportación concentrada en sectores primarios y extractivos con bajos niveles de sofisticación. Esto socava la participación de los países en cadenas de valor globales afectando el crecimiento de la productividad.
En la más reciente publicación del Banco Interamericano de Desarrollo (BID) “Productividad, mal uso de los recursos y regímenes fiscales especiales en República Dominicana”, en los últimos 60 años, la brecha de productividad entre los países de América Latina y el Caribe (LAC) y las economías avanzadas han aumentado significativamente.
En el caso de República Dominicana, gran parte de la razón por la cual esta brecha ha aumentado se debe a que los recursos no han sido destinados a su uso más productivo. Este estudio utiliza registros administrativos de la Dirección General de Impuestos Internos (DGII) para determinar el alcance de la mala asignación de recursos en el país y estima la cantidad de productividad perdida por esta causa e identifica políticas en el sistema tributario que podrían estar impidiendo que los recursos fluyan a un uso mucho más productivo.
Además del gran déficit de la balanza comercial, nuestras exportaciones se ven predominadas por la exportación de “commodities” como el Oro (17%), Tabaco (8.7%), Dispositivos de control de voltaje (5,8%) Textil (5.4%) y Banano (4.3%), de acuerdo al observatorio de complejidad económica del Massachussets Technology Institute (MIT), la plataforma líder mundial para datos de comercio internacional. Si bien estos sectores nos han permitido desarrollarnos, los commodities no son nuestros mejores aliados para el desarrollo hacia una economía de ingresos altos.
Somos una economía principalmente de servicios centralizada en turismo que concentra el 80% de las exportaciones. Para mejorar la productividad tenemos que encaminarnos hacia un proceso de internacionalización y esto conlleva a una serie de reformas incluyendo la reformulación la END 2030, la revisión de las leyes y los instrumentos financieros con el fin de optimizar los recursos y destinarlos a aquellos sectores que generen mayor productividad total de factores. Booking.com y Expedia generan por sí solas más de lo que contribuye todo el sector turístico al país. Las plataformas han evidenciado un mayor impacto en el desarrollo de las economías.
La trampa de vulnerabilidad social. Si bien somos líderes en crecimiento económico, el 40% de los dominicanos se encuentran en riesgo de recaer en la pobreza. De acuerdo al Centro Regional de Estrategias Económicas Sostenibles (CREES), el empleo informal representa casi el 60% del total de los ocupados. Estos devienen ingresos inestables y se encuentran altamente endeudados a través del financiamiento informal, con una protección social limitada que depende del buen desempeño económico del país y de una eficiente administración pública.
Para tratar de abordar estas problemática con propuestas innovadoras algunos países latinoamericanos junto con las agencias multilaterales de cooperación han focalizado sus esfuerzos en programas orientados al fortalecimiento institucional, a la innovación tecnológica, al emprendimiento, al cambio climático y a la inclusión social.
BID Lab, la unidad de innovación social del Banco Interamericano de Desarrollo, organizó recientemente en Punta Cana, FOROMIC, un evento que se centró este año en la reinvención de la inclusión en donde se expusieron casos como las fintech para mejorar el acceso al crédito de las mipymes, el desarrollo de la agricultura inteligente para la mejorar la productividad en el sector agropecuario y combatir los efectos invernaderos, entre otros temas.
Se ha realizado un gran esfuerzo en el país para reducir la brecha y fortalecer la inclusión a través del desarrollo de programas sociales como SENASA y Banca Solidaria así como el fortalecimiento de las instituciones bancarias y de los programas a MIPYMES. Pero aún queda mucho camino por recorrer y se requiere de un mayor fortalecimiento del ecosistema emprendedor del país así como de las cadenas de valor mediante la innovación tecnológica que genere mayor oportunidades de empleo. La productividad va de la mano de la empleabilidad.
Por ello la importancia de robustecer los programas existentes y brindar mayor acceso a innovadores instrumentos financieros como el Capital Riesgo. Debemos preguntarnos cuáles son los sectores y aquellas mipymes con potencial de internacionalizarse y generar mayor productividad de factores. Hay que invertir allí donde se presenten las soluciones a los mayores desafíos nacionales y regionales, donde se generen mayores empleos y donde la escalabilidad exponencial se pueda evidenciar.
La trampa institucional. La expansión de la clase media ha venido con el aumento de mayores aspiraciones. La ciudadanía es mucho más consciente, con mayor acceso a la información y exige mayor transparencia. A pesar de las mejoras en los últimos años, las instituciones no responden a las crecientes demandas de los ciudadanos.
La desconfianza y la baja satisfacción se están profundizando. Esto se ve reflejado en la baja participación en los procesos electorales y las recientes manifestaciones en los países de latinoamericanos.
Los ciudadanos ven menos valor en el cumplimiento de sus obligaciones sociales, como pagar impuestos. La mayoría de los países de la región necesitan mejorar la estructura del sistema tributario para aumentar el financiamiento para el desarrollo. Se deben tomar medidas como modernización del sistema tributario para reducir la evasión fiscal, la eliminación de los gastos fiscales que no contribuyen a la competitividad, comunicar claramente los beneficios de tales reformas y mostrar de manera transparente los esfuerzos realizados por los gobiernos para lograr un gasto público más eficiente.
Hoy en día se habla de gobiernos inteligentes. Las políticas y los programas son diseñados basados en datos generados en tiempo real. El Big Data, el Small Data y la inteligencia artificial están permitiendo que los gobiernos desarrollen soluciones a la medida. Lo que funciona en una comunidad no necesariamente funciona en la otra. Lo que aplica para el vecino no necesariamente funciona para nosotros. La burocracia ya es cosa del pasado gracias a la transformación digital.
Lo que tomada meses ahora se realiza en un solo click ahorrándole al ciudadano millones en procedimientos innecesarios. Por ello la importancia de modernizar las instituciones a través de la tecnología y la innovación con el fin de eficientar la coordinación gubernamental y el gasto público.
La trampa ambiental. La mayoría de las economías de América Latina y El Caribe son basadas en la explotación de sus recursos materiales y naturales. La concentración de un desarrollo altamente dependiente de ese modelo es difícil y altamente costoso de abandonar. El modelo es insostenible pues los recursos terminan agotándose.
En nuestro caso, nuestra economía es altamente dependiente de nuestras playas, del oro y otros metales así como de algunos productos agrícolas como el Tabaco, el Banano y el Cacao. Todos vulnerables a las condiciones climáticas, pues somos uno de los destinados más expuestos a los huracanes y a las fuertes lluvias así como a las sequías y plagas que afectan al sector agropecuario.
Además, si bien contamos con las mejores playas del mundo y somos el destino turístico #1 del Caribe y Centroamérica, nuestra economía debe diversificarse. Llegaremos a un punto donde no habrá parcelas en donde construir habitaciones y no habrá una esquina en donde recostarse para disfrutar de un día soleado como pasa en las playas de Dalian en China. Espero que no lleguemos a ese punto y hayamos realizado la reforma estructural más conveniente a nuestra economía.
Cuando observo el Río Ozama, uno de los ríos más contaminados del mundo, se ve claramente afectado por los barrios marginales en sus costas y las fábricas que vierten sus desechos en él. Es una de las principales causas de contaminación en la costa de Santo Domingo. Esto es producto de la gran brecha desigualdad social, la falta de inclusión, la fuerte migración de las zonas rurales hacia a las periferias de la ciudad de Santo Domingo por falta de empleos y baja productividad en el campo dominicano.
Debemos repensar nuestra economía tomando en cuenta las diferentes trampas que expone la OCDE y los diferentes estudios que nos ponen en evidencia las prácticas que debemos mejorar o cambiar con el fin de formular nuevas estrategias más focalizadas, poner en prácticas leyes que fomenten la competitividad y el desarrollo económico más inclusivo y modernizando las instituciones del estado de manera transparente con la ayuda de las nuevas tecnologías que están revolucionando al mundo.