El Ministerio de Hacienda invitó al desguace de más de 2,000 equipos incautados por la Dirección de Casinos y Juegos de Azar. La destrucción “masiva” tuvo lugar el jueves 24 de octubre. Se trata de máquinas tragamonedas que por lo general funcionan “de manera ilegal” en colmadones, cafeterías, bancas y otros negocios.
Cuando llegan estas invitaciones a los medios de comunicación alguien debería hacerse la siguiente pregunta: ¿Es que no hay controles de cuántas de estas máquinas se desechan en los casinos que sí son autorizados a operar? Se supone, por más ingenuos que parezca el tema, que como es una actividad controlada, cada vez que un casino debe sustituirlas debe hacer un reporte a las autoridades.
En ese momento, justo cuando se decide el cambio, es que debe hacerse el desguace. Otra pregunta: ¿A quién beneficia este juego del desguace?