El sector privado se ha convertido en el principal contribuyente de fondos líquidos para luchar contra la enfermedad de Sida, según lo establece el libro Medición del Gasto en Sida (MEGAS), cuya elaboración técnica estuvo a cargo de la Fundación Plenitud.
La investigación arrojó que poco más de la mitad de los ingresos que reciben las instituciones que luchan contra el VIH y el Sida proviene de fuentes privadas. Sin embargo, el sector público ha ido ganando participación, al pasar del 41% en 2008 a un 43% en el 2012, siendo los Servicios de Atención Integral y los laboratorios los que administran cerca del 80% de los recursos.
El estudio, que se ubicó en el período 2008-2012, establece que durante este lapso se demostró que gasto para combatir esta enfermedad ha ido aumentando, al pasar de US$31.3 millones en 2008 a US$41.5 millones en 2012, lo que significa una diferencia absoluta de US$10.2 millones, equivalentes a un 32.58%.
Los investigadores principales fueron Dania Guzmán y Alejandro Moliné, bajo la Coordinación de Magdalena Rathe, directora ejecutiva de la entidad.
La medición del gasto en Sida es una herramienta básica, diseñada por ONU Sida, para supervisar el cumplimiento de las funciones de seguimiento y evaluación de los recursos provenientes de fuentes internas y externas que se invierten en los países para dar respuesta a la epidemia del VIH y el Sida.
Además, la investigación determinó que alrededor de la mitad de los fondos que financian la Respuesta Nacional contra el VIH y el Sida provienen de fuentes internacionales, siendo un 25% correspondiente a las fuentes públicas y un 24% a las fuentes internas privadas, porcentajes que se mantienen más o menos estables en el período estudiado.
Los gastos por proveedores también destacan en el documento, arrojando que la provisión de los servicios relacionados con el Sida es realizada por instituciones públicas y privadas, estas últimas con o sin fines de lucro.
En cuanto a las principales categorías de gasto en Sida, puede observarse que el grueso del gasto en el período analizado corresponde a tres de ellas, que son prevención, tratamiento y gestión y administración de programas, siendo la primera la que ostenta la mayor proporción de los recursos.
Al inicio de este período, en el 2008, los fondos públicos fueron inclinados más hacia la atención y tratamiento con un 41% del total de fondos públicos. La diferencia se destinó mayormente a prevención con un 25% y gestión y administración de programas con un 29%, siendo el resto otras partidas menores. En 2012, la mayor parte del gasto se dirigía a prevención con un 39% del total, atención y tratamiento con un 36% del total, y por último, gestión de programas con un 21% del total, lo que parece indicar una mejoría en la eficiencia de la Respuesta Nacional.
Por otro lado, los fondos privados, provenientes del gasto de bolsillo de los hogares, se dirigen a la prevención, fundamentalmente representan la compra de preservativos.
En lo que concierne a la clasificación del gasto por población beneficiara, el mayor porcentaje del gasto en Sida durante el período estudiado se destina a las personas que viven con VIH, siendo las poblaciones más expuestas (que incluye profesionales del sexo, hombres que tienen sexo con hombre y consumidores de drogas, entre otras), las que han visto aumentar los servicios dirigidos hacia ellos en los últimos años, dado que pasaron del 1.2% del total en 2008 a un 5.5% en 2012.
La clasificación del gasto por factores de producción (u objeto del gasto) revela que más del 90% se destina a gasto corriente y el resto a inversiones de capital, incluyendo los recursos para mejora de laboratorios e infraestructuras de apoyo a la gestión y planificación.
Dentro del gasto corriente, se computa la renta del trabajo, que incluye los salarios y otras remuneraciones, tales como viáticos. El mayor rubro dentro de materiales y suministros le corresponde a los antirretrovirales que concentran y a los preservativos.
Respuestas. Los investigadores Dania Guzmán y Alejandro Moliné, que trabajaron bajo la coordinación de Magdalena Rathe, explican que la publicación incluye la medición del gasto en Sida correspondiente a 2012 y una estimación de la serie 2009-2011, identificando cómo se movilizan los recursos a través de los distintos actores del sistema nacional implementado en República Dominicana para dar una respuesta a la epidemia del VIH/SIDA.
La investigación buscó dar respuestas básicas o claves como: ¿De dónde vienen los recursos? ¿Quién decide el uso los recursos? y ¿A dónde van los recursos? El estudio presenta los flujos financieros en sus seis dimensiones, que son: fuentes, agentes, proveedores, categorías del gasto en Sida, factores de producción y población beneficiaria.
Estudio. Fue en los años 60 en Kinshasa, la capital de la República Democrática del Congo, cuando el VIH empezaría a convertirse en una pandemia que ya ha matado a más de 36 millones de personas. Lo acaba de desvelar un equipo de investigadores, entre los que se encuentra el español David Posada, de la Universidad de Vigo, cuyo trabajo se publica en «Science».