El padrón electoral que cada cuatro años es actualizado y publicado por la Junta Central Electoral (JCE) se convierte en instrumento de uso para los candidatos y precandidatos, en los períodos electorales, debido a la gran cantidad de datos que incluye en su composición.
De este padrón electoral se determina la cantidad de personas adultas en el país, qué proporción es joven, cuántos son adultos entre 25 y 50 años, así como la cantidad de adultos mayores de esa edad. Además, nos permite determinar cuántos adultos son mujeres y cuántos son de sexo masculino.
El padrón electoral está bien delimitado en cuanto a la cantidad de adultos electores por demarcación, tanto en el Distrito Nacional, como en las 31 provincias del país, así como en los 158 municipios y los 236 distritos municipales, a lo que se agrega la distribución por circunscripción, en los casos que corresponde.
Por eso, el padrón electoral es un excelente instrumento de estudio que sirve para el diseño de estrategia de campaña de los candidatos, tanto en el enfoque geográfico como en lo relacionado con la condición humana de cada elector, por edad, género, condición económica, académica y otros aspectos.
Pero ese padrón electoral es un instrumento de vital utilidad para otros aspectos de la economía que nada tienen que ver con los asuntos electorales y de campañas políticas. En mi caso, lo utilizo mucho para hacer mediciones y comparaciones de nuestro mercado laboral.
Se trata del más exacto censo de población adulta, es decir, mayor de 18 años del país, pues no solo incluye a los ciudadanos civiles, sino también a aquellos policías y militares que por su condición no pueden ejercer el voto, pero sí son adultos cedulados en condición especial.
Por ejemplo, la más reciente publicación de la JCE indica que el padrón de electores tiene 7 millones 487,040 personas, de las cuales, el 51.2% (3 millones 828,786) son mujeres y los hombres suman 3 millones 658,254 adultos para un 48.8%.
En el ámbito laboral, podemos comparar las estadísticas de la Tesorería de la Seguridad Social (TSS) y del Banco Central con el padrón electoral, para determinar, por ejemplo, algunos de estos datos: la TSS dice que los empleados formales son alrededor de 2 millones 200 mil personas, mientras que el Banco Central dice que los empleados formales representan alrededor del 44% de la fuerza laboral activa y el otro 56% son informales.
Si sumamos esas cifras, llegaríamos a la conclusión de que en el mercado laboral formal e informal hay alrededor de 5 millones de trabajadores (2.2 millones formales y 2.8 millones informales). Si comparamos estos datos con el padrón electoral, en el que la JCE dice que suman cerca de 7.5 millones de personas mayores de 18 años, llegamos a la conclusión de que al menos 2.5 millones de adultos no trabaja.
Obviamente, en esa cantidad hay adultos mayores que no pueden trabajar, también hay jóvenes estudiantes que no están buscando empleo y mujeres que posiblemente se dedican a labores hogareñas y tampoco tienen interés de un puesto de trabajo.
Pero también se puede deducir que, de la población adulta, sólo 2.2 millones son trabajadores formales, de donde 5.2 millones están entre los que no trabajan o tienen empleos informales (2.8 millones), por lo que carecen de derechos laborales y cobertura de seguridad social.
Otro dato que arroja el padrón electoral es que desde 2016 a 2020 la cantidad de personas que pasaron de menores a adultos es 721,816, lo cual indica que cada año pasan a ser adultos, en promedio, un poco más de 180,000 personas, de las cuales, la mayoría, por ser jóvenes, presiona al mercado laboral buscando empleo.
Recordemos que el Gobierno se ha trazado la meta de crear cada año por lo menos 100,000 nuevos empleos formales, lo cual nos permite concluir que esa meta queda corta al compararse con la velocidad en la que crece la cantidad de personas que busca empleos, pues cada año hay al menos 80,000 personas adicionales que no estarían entrando al mercado laboral.
Estos son solo algunos ejemplos de la cantidad de datos útiles que se pueden extraer del padrón electoral.