La brecha salarial no es más que la diferencia que existe entre el salario promedio de la mujer y el salario promedio del hombre. En términos prácticos, se trata de cuantificar cuanto más gana el hombre que la mujer en el contexto laboral.
A pesar de que, desde 1919, la Organización Internacional del Trabajo (OIT) ha reconocido la igualdad de remuneración por género como un derecho fundamental, esta misma organización estima que a la fecha la brecha salarial se sitúa en aproximadamente un 19% a nivel global. Cien años después, la mujer continúa percibiendo un salario menor por la realización de trabajos similares.
Mucho es lo que se ha debatido al respecto de este tema. Diversas corrientes se contraponen, encontrándose incluso quienes consideran que no existe tal cosa como una brecha salarial en base a género. Aquellos que se inscriben en esta tesis, señalan que el cálculo de la brecha salarial deja fuera consideraciones importantes con relación a la edad, capacitación, tipo de trabajo y tiempo invertido.
Sin embargo, estos argumentos refuerzan la posición de desventaja en la cual se encuentran las mujeres de cara al esquema actual de trabajo, así como las tendencias socioculturales que hacen que la mujer se concentre generalmente en trabajos de menor retorno. Las implicaciones asociadas a la maternidad y la carga desproporcionada del cuidado de los hijos y demás dependientes son las verdaderas causas de las limitaciones de la mujer de cara a asumir empleos con limitada flexibilidad de horario.
Adicionalmente, más allá de vislumbrarlo como una cruzada femenina, la brecha salarial es de interés colectivo ya que genera efectos transversales a nivel económico que nos afectan a todos.
El impacto en la economía en sentido general es sencillo: la mujer tiene menos poder adquisitivo. El Banco Mundial afirma que el mundo pierde riqueza por unos US$160 billones, debido a las diferencias entre los ingresos que perciben las mujeres y los hombres durante toda su vida.
En este sentido, el economista Quentin Wodon destaca que “debido a que las mujeres ganan menos que los hombres, la riqueza en capital humano a nivel mundial es aproximadamente un 20 % más baja de lo que podría ser”.
Las estimaciones del Foro Económico Mundial señalan que estamos a más de 70 años de lograr equidad en este ámbito. Este pronóstico nos invita a reflexionar. La lucha por cerrar la brecha salarial es una que deberíamos querer librar todas y todos.