Dr. Julio Andújar Scheker
Lic. Carolina Ramos y
Lic. Rafael E. Capellán
Especial para elDinero
Recientemente, el periodista y amigo Jairon Severino publicó en este semanario un artículo titulado “A veces no entiendo la economía dominicana”, en el cual plantea una serie de interrogantes sobre el comportamiento de algunas variables macroeconómicas en la coyuntura actual.
Específicamente, pide explicaciones sobre la evolución reciente del crecimiento, el consumo, la inflación y el tipo de cambio, indicadores que, a su parecer, podrían estar presentando un comportamiento contradictorio a lo que sugiere la ciencia económica.
Dado que, en un entorno de incertidumbre como el actual resulta de vital importancia proveer información a los agentes económicos que contribuya a formar expectativas positivas sobre el futuro de la economía dominicana, el Banco Central de la República Dominicana (BCRD) considera pertinente brindar respuestas objetivas a las inquietudes del referido periodista, a la vez que contribuye a edificar a sus lectores y a la opinión pública en general.
Crecimiento, inflación y bienestar económico
Los primeros cuestionamientos que se realizan en el artículo apuntan a la relación del crecimiento económico con dos variables; el bienestar y la inflación. Concretamente, el autor se pregunta: ¿Cómo se explica que el crecimiento no se traduzca en bienestar en la gente?; ¿por qué la inflación se mantiene tan baja si se supone que la dinámica económica debe empujar los precios hacia niveles normales?; y ¿se puede crecer sin que los precios suban?
Estas preguntas se plantean luego de afirmar que “la expansión del producto interno bruto (PIB) durante los últimos años ha sido ejemplar”. En efecto, la economía dominicana ha crecido en promedio 6.3 % en los últimos seis años. Durante este período, es evidente que el crecimiento se ha traducido en bienestar, al contribuir a una reducción significativa de la pobreza. De 2012 a 2019, la pobreza monetaria bajó de 39.7% a 22.8%, mientras la pobreza extrema descendió de 9.9% a 2.9%. Asimismo, un mayor gasto social ha permitido que, en ese lapso, se amplíe la cobertura de salud y el acceso a educación de la población dominicana.
Ahora bien, es cierto que históricamente la economía dominicana ha atravesado largos períodos en que el crecimiento económico avanza a un ritmo más acelerado que las mejoras sociales. Con respecto a este tema, el BCRD ha planteado, en diversas ocasiones, que uno de los factores principales de ese rezago en los indicadores sociales es que los salarios durante años crecieron muy por debajo de los aumentos de productividad, mermando el poder adquisitivo de los dominicanos. Como es conocido, durante ese periodo, las escalas de salarios mínimos se mantuvieron por debajo del costo de la canasta básica familiar del primer quintil.
En cuanto a las interrogantes sobre los episodios en que conviven inflación baja y un alto crecimiento, el BCRD ha explicado en sus informes y comunicados de política monetaria que el país se ha beneficiado en los últimos años de un choque positivo de oferta, específicamente de una situación donde precios bajos del petróleo en los mercados internacionales han reducido los costos de las empresas y aumentado el poder adquisitivo de los hogares.
Estos elementos han sido la causa fundamental para que la economía dominicana crezca de forma sostenida, sin generar presiones inflacionarias. Cabe agregar que el fenómeno de crecimiento y baja inflación ante un choque positivo de oferta no es exclusivo de República Dominicana. De hecho, la mayoría de los países de Centroamérica, en su condición de importadores de petróleo, han experimentado también esta feliz coincidencia.
El consumo y su relación con el tipo de cambio, la inflación y política monetaria
Más allá de sus interrogantes sobre la relación del crecimiento con el bienestar y la inflación, el experimentado comunicador cuestiona el comportamiento del consumo y su relación con otras variables al preguntar: ¿Por qué el consumo está lento si hay razones para que el mercado reaccione?; ¿por qué se dinamiza el consumo sin que reaccionen lógicamente la tasa de cambio y la inflación? ¿Se mantienen los precios estancados por la caída del consumo u otras razones? ¿Tiene que ver esta caída con que la inflación no alcance el límite inferior del rango meta 2019?
Estos cuestionamientos pueden ser abordados en una sola línea de argumentación. Comenzando por las dos últimas preguntas, la respuesta directa es que el consumo, como uno de los principales componentes de la demanda agregada, tiene que ver con que los precios se mantengan por debajo del límite inferior del rango meta de 4.0% +/- 1.0% en 2019. Sin embargo, el consumo no es el único factor que explica la inflación baja en la coyuntura actual. También han contribuido una reducción interanual de casi 30.0% en los precios internacionales del petróleo y una moderación en la inversión privada, producto de la incertidumbre doméstica asociada al ciclo electoral.
Es importante señalar que el comportamiento de la inflación en el presente año es consistente con una economía que se viene desacelerando. En efecto, luego de crecer 7.0% en 2018, la economía dominicana se expandió en 4.7% en enero-agosto en términos interanuales. Esta tendencia a la baja en las economías es un fenómeno universal, como queda evidenciado en las declaraciones de Kristalina Georgieva, directora del Fondo Monetario Internacional (FMI), quien afirmó que casi un 90.0% de la economía mundial presenta un crecimiento más lento en 2019.
En cuanto a las otras preguntas se refieren implícitamente a los resultados que se esperan en el tiempo de las medidas de política monetaria sobre variables como el consumo, el tipo de cambio y la inflación. Concretamente, el BCRD reaccionó ante la moderación de la demanda agregada durante el primer cuatrimestre del año, con medidas monetarias expansivas orientadas a incrementar la liquidez de la economía. En ese sentido, desde mayo redujo su tasa de política monetaria en 100 puntos básicos, a la vez que anunció la liberación de RD$34,000 millones del encaje legal. Cuatro meses después se habían liberado más de RD$22,327 millones, a la vez que el crédito privado en moneda nacional se expandía en 11.0% interanual.
Es de esperarse que los datos para el segundo semestre del año reflejen gradualmente estas mejoras en el consumo y la demanda agregada, cumpliendo así el objetivo de las políticas. En la medida que esto ocurra la inflación interanual, que se encuentra actualmente en 2.02%, se estima se ubique entre 3.0% – 3.5% al cierre de 2019, convergiendo al centro de la meta de 4.0% +/- 1.0% para 2020.
En el caso del tipo de cambio se ha observado un incremento gradual en la medida en que la economía se va dinamizando. Por tanto, las reacciones de la inflación y del tipo de cambio han sido las esperadas en un entorno de flexibilización monetaria, donde la economía comienza a mostrar signos de recuperación y donde existe incertidumbre en el entorno internacional y doméstico, tal como se explica más adelante.
Mercado cambiario y medidas de política
Más allá del consumo y su relación con el tipo de cambio, el periodista formula varias preguntas acerca del mercado de divisas, su evolución y de las medidas adoptadas por el BCRD para enfrentar la depreciación de las últimas semanas. Sobre este último punto, el periodista se enfoca en la inyección de más de US$100 millones, preguntándose si dicha medida puede justificarse por la depreciación reciente de apenas 2.0% y, más aún, si la inyección de dólares sería suficiente para estabilizar el tipo de cambio dada la demanda diaria de divisas en el país.
Para responder estas preguntas es importante entender que en las economías de mercado el tipo de cambio reacciona a la interacción entre la oferta y la demanda de divisas. Dicho esto, en la coyuntura actual, como ha sido reconocido por algunos economistas y empresarios, existen factores tanto externos como internos que han afectado la oferta y la demanda de divisas lo que ha llevado a un mayor ritmo de depreciación, principalmente entre agosto y septiembre.
Por el lado de la oferta, la caída del turismo, producto de una campaña mediática negativa a nivel internacional y de la quiebra de importantes tour operadores, tal como el grupo Thomas Cook, han reducido el flujo de divisas al país por estos conceptos. Asimismo, la oferta de dólares se ha visto afectada por la guerra comercial entre Estados Unidos y China, la geopolítica internacional y la incertidumbre europea ante la cercanía de la fecha fatal del “Brexit”. Por el lado de la demanda de divisas se ha observado un aumento sostenido, como resultado de la reposición estacional de inventarios empresariales y de la incertidumbre que ha surgido en el marco del ciclo electoral.
Dada la situación externa e interna antes descrita, y no por la mencionada depreciación de 2.0%, el BCRD decide inyectar más de $100 millones de dólares a la economía. El objetivo es moderar presiones cambiarias transitorias y así evitar un traspaso significativo de la depreciación a la inflación. El tamaño del mercado cambiario dominicano y la cantidad de transacciones que se realizan diariamente no invalidan la efectividad de la medida.
Mercado laboral, empleos formales y otras preguntas
En el artículo también se muestra preocupación por la relación entre expansión económica y generación de empleos formales. A ese respecto, cabe recordar que, en República Dominicana, al igual que en la mayoría de las economías de América Latina, existe más de un 50.0% de informalidad en el empleo.
Por tanto, cuando la economía crece tiende a generar empleos que pueden ser formales e informales. Lo cierto es que en el país se han generado más de 800,000 empleos desde octubre de 2012. Más aún, de los empleos creados en el último año, aproximadamente un 80.0% es ocupación formal. Gracias a este dinamismo en el mercado de trabajo, la tasa de desempleo abierta se redujo de 8.8% en promedio en 2014, a 5.8% a comienzos de 2019.
Adicionalmente, y de acuerdo a los esfuerzos que viene realizando el gobierno dominicano por facilitar la formalización de las micro y pequeñas empresas, cada vez más se espera que los empleos, que anteriormente se consideraban informales pasen al sector formal, favoreciendo a los trabajadores en cuanto al ingreso a la seguridad social, entre otros.
En adición a esto, las alianzas público privadas y los proyectos de inversión locales y extranjeros repuntarán en mayores empleos formales.
Entorno internacional
Finalmente, queda la cuestión de “¿por qué la queja de la gente de que su poder adquisitivo se ve diezmado si hay inflación baja?”; Para entender las razones de estas quejas es necesario comprender que existe una diferencia entre los conceptos de poder adquisitivo y de inflación. La inflación es simplemente el aumento porcentual del nivel general de precios y por sí sola no define el poder adquisitivo de las personas. Para lograr una mejora en el poder adquisitivo es necesario que el salario del trabajador crezca más que la inflación, es decir, que aumente su salario real.
Por otro lado, es preciso aclarar que la inflación baja no “obliga” a las autoridades a liberar RD$34,000 millones del encaje legal para motivar el consumo. Lo que indica la inflación baja es que existen espacios monetarios que permiten al hacedor de política incentivar la demanda agregada, sin poner en riesgo su meta de inflación. En el caso dominicano, no se puede perder de vista que la meta del BCRD, establecida en la Constitución y en la Ley Monetaria 183-02, es lograr la estabilidad de precios.
En resumen, en la coyuntura actual, las relaciones que existen entre variables como el consumo, la demanda agregada, la inflación, el crecimiento y el tipo de cambio están determinadas, en gran medida, por un escenario internacional incierto, caracterizado por disputas comerciales entre países desarrollados, problemas geopolíticos, ralentización de la economía mundial y por un entorno doméstico influenciado por la incertidumbre vinculada al proceso electoral. Explicar estas complejas interacciones ha sido el objetivo de este artículo.
Esperamos pues que las explicaciones anteriores contribuyan a aclarar las interrogantes planteadas por el articulista. Aprovechamos igualmente la ocasión para reiterar la disposición permanente del equipo técnico y de las autoridades del Banco Central en satisfacer el interés público sobre la coyuntura económica nacional y sus implicaciones en el nivel de vida y el bienestar de todos las dominicanas y dominicanos.