El desarrollo del mercado de valores en República Dominicana ha sido un anhelo constante de la comunidad empresarial y emprendedora en el país. Aunque la bolsa de valores dominicana fue creada en 1980, no fue sino hasta luego del año 2000, con la promulgación de la Ley de Mercado de Valores y la creación del sistema de retiro moderno (con las AFP) que realmente se ha desarrollado el mercado.
Es precisamente a partir de ese año, con la creación de las AFP y, por ende, la creciente demanda de inversión de fondos privados, que se crea la necesidad de aumentar las emisiones en el mercado local. En este sentido, la modernización del sistema regulatorio a principios esa década sirvió de ofrecer el marco legal adecuado para el crecimiento de dichos emisiones.
Sin embargo, es menester señalar que aunque el mercado de valores dominicano ha crecido de manera importante, el mismo se ha visto todo el crecimiento –hasta muy recientemente– en el ámbito de las emisiones de renta fija. Las emisiones de renta fija son conocidas como bonos o deuda, emitidos por empresas, el Gobierno y otros emisores, y respecto de los cuales se paga un retorno fijo en la forma de una tasa de interés. Al final del período de su vigencia, se retorna la totalidad del capital al tenedor del título.
En cambio, las emisiones de renta variable son aquellas en las cuales se invierte directamente en el capital social de la empresa que realiza la emisión. No hay un retorno garantizado, sino que se participa en los dividendos (en caso de que los hubiere) de la sociedad, y el valor de las acciones puede fluctuar según la suerte de la empresa. Es una forma de inversión de mayor riesgo que la renta fija, pero también que da la oportunidad de participar en mayores retornos.
En el caso dominicano, recientemente celebramos la primera emisión de renta variable en el país, a través de un fideicomiso de acciones de uno de los grupos más reconocidos, reputados y de larga trayectoria del país. Esta emisión es un importante hito en la historia empresarial del país, pues por primera vez se abre la puerta a cualquier persona a participar en el capital de una importante empresa del país.
El desarrollo de las emisiones de renta variable tiene otros beneficios: contribuye a la transparencia empresarial, ya que todos los elementos del negocio deben ser divulgados. Por igual, se debe reforzar el gobierno corporativo de las empresas emisores. Todo lo que redunda en beneficios para la economía nacional, los inversionistas y nuestro país.