El pasado 23 de septiembre la significativa empresa turística Thomas Cook, basada en el Reino Unidos, se vio obligada a declarar su insolvencia por ante los tribunales de ese país. Como consecuencia del colapso de la empresa, se quedaron varados miles de turistas alrededor del mundo, perdieron su trabajo más de 21,000 personas y se eliminó una de las principales avenidas de ventas de paquetes de turismo en Europa.
Es importante resaltar que Thomas Cook no ha iniciado un proceso de restructuración (en Inglaterra, la jurisdicción donde se inició el procedimiento, conocido como “administration”), sino un proceso de liquidación.
La liquidación es distinta a la restructuración, pues en la primera, solo se procede a contabilizar y vender los activos de la sociedad con miras a satisfacer la mayor cantidad de los acreedores de la misma; en la segunda, el objetivo es de reestructurar el negocio para permitir que el mismo continúe bajo nuevas condiciones.
El colapso de Thomas Cook se debió a que el servicio de la deuda del negocio excedía la capacidad de generación de ingresos por la empresa. Por esto, no era posible que el negocio continuara operando, a la vez que ninguna entidad financiera le ofreció facilidades crediticias a Thomas Cook para continuar operando en vista del evidente deterioro de su negocio.
El hecho de que los fiduciarios encargados de llevar el proceso de Thomas Cook decidieron iniciar un proceso de liquidación en vez de reestructuración se debe a que, según se ha publicado, entienden que el negocio no es viable de cara al futuro. Es una revelación relevante para República Dominicana y su industria del turismo, ya que los paquetes “todo incluido” constituyen una parte importe de la oferta turística del país en el mercado internacional.
A pesar de que Thomas Cook no representa una parte importante del negocio de turismo en nuestro país, por lo que su caída no constituye una causa de preocupación de manera directa, el hecho de que su modelo de negocios haya quedado descartado sí constituye un elemento a ser considerado de cara a nuestro país.
Esto se debe a que en la medida en que el modelo de negocios de paquetes “todo incluido”, que es una de las principales ofertas turísticas del país, queda desfasado, se hace necesario replantear el esquema para adecuarnos a los requerimientos actuales.
La lección del colapso de Thomas Cook es que los negocios deben adaptarse a los cambios, por difícil que puedan ser, pues tarde o temprano se verán obligados a enfrentarlos. En este caso, la ley solo servirá para liquidar el negocio, no para salvarlo.