Del turismo dominicano aprendí que este se mueve en dos temporadas, una considerada alta que va desde octubre hasta abril, y otra que empieza en mayo y finaliza en septiembre que es la que llaman temporada baja. Como se debe suponer, en la primera hay un mayor flujo de turistas extranjeros y de dólares que en la segunda y, obviamente, con efectos positivos para la actividad turística en general.
También aprendí del turismo su incidencia en términos de generación de empleos y pago de impuestos, y del efecto multiplicador que tiene en otros sectores productivos, los cuales le suplen bienes, servicios e insumos. Entre estos se cuenta la producción agropecuaria, que provee materia prima para la elaboración de los alimentos que se preparan en los complejos hoteleros. Aquí se incluyen productos agrícolas y pecuarios como frutas, vegetales, carnes, huevos, entre muchos otros.
A nivel de la industria, esta le proporciona a las empresas turísticas los equipos que sustentan la operación de los centros hoteleros, le ofrece el mantenimiento y las piezas de reemplazo cuando se requiere, además de que le abastece de la energía eléctrica que demandan. El transporte es otro beneficiario de la dinámica turística, encargándose de desplazar a nativos y extranjeros hacia las diferentes zonas turísticas del país. Siendo el transporte una actividad productiva alrededor de la cual confluyen otras ramas de producción, tales como combustibles, mantenimiento, lavaderos, parqueaderos…, se puede deducir que por ahí también se genera otro efecto multiplicador positivo.
De todo lo aprendido sobre el sector turístico dominicano lo más importante es, sin embargo, sus niveles de vulnerabilidad, es decir, las elevadas posibilidades que existen de que esta actividad deje de impactar positivamente a la economía por razones, incluso, que no tienen que ver con su desempeño interno. Prueba de ello es la ralentización que ha conocido el turismo en los últimos meses, como resultado de una campaña mediática internacional financiada, según se especula, por los principales competidores, y ayudada en cierta forma por hechos aislados que fueron magnificados en su máxima expresión.
Es por lo anterior que la exitosa alianza público-privada que desde hace años se ha dado en el sector turismo debe fortalecerse, pues será necesario algo más que una campaña publicitaria a favor del país como destino turístico. Tenemos que convencer a los turistas extranjeros que la seguridad de la gente nos la tomamos muy en serio, que es algo a lo que apostamos y en lo que invertimos.
Pongamos tanto interés e invirtamos igual en el turismo como lo estamos haciendo para la celebración de las elecciones primarias que se celebrarán este próximo domingo en República Dominicana, tratando de lograr que la gente acuda a votar y no ponga en dudas la veracidad de los resultados, pues todo el mundo apuesta a unas elecciones libres, limpias, democráticas, transparentes y creíbles pues, de lo contrario, resultados dudosos se revertirían en contra de la actividad turística.