Las bajas tasas de inflación, especialmente cuando no son el resultado de la política monetaria, sino más bien de una caída en la demanda interna, tienden a generar explicaciones según la esquina en que se encuentren los analistas. América Latina tiene ahora, con excepción de Argentina y Venezuela, índices de precios en niveles históricamente bajos.
Cuando los precios están controlados, y en este caso muy bajos, los bancos centrales deberían tener holgura para utilizar la tasa de política monetaria para impulsar la economía a través del consumo. Sin embargo, hay una situación que ahora les impide hacerlo: las tasas de interés también están bajitas, lo que resta espacio para tomar decisiones monetarias tendentes a motorizar el crédito.
La economía de Estados Unidos, referencia para la región y el mundo, se ha ralentizado. De un 3.1% de crecimiento en el primer trimestre, llegó al 2.1% en el segundo de este año. Lo que no se entiende cómo es que también tiene las tasas de desempleo más bajas en medio siglo. En todo caso, la inversión privada, mas no la pública, sí se ha caído.
Como una forma de evitar una mayor ralentización en la expansión del producto, las autoridades dominicanas han disminuido su tasa de política en tres ocasiones en lo que va de año. Entre junio y agosto pasó de un 5.50% a un 4.50%, es decir, que le quitaron 100 puntos básicos. Esta decisión pudiera ser calificada como proactiva, lo mismo que la tomada por la Reserva Federal.
Por su comportamiento ante un panorama de incertidumbre, los bancos centrales en América Latina han dado muestras de que están más cerca de un escenario pesimista respecto al futuro a corto y mediano plazos de las economías de la región.
Una prueba de ello es que todos los pronósticos respecto a las tasas de interés en enero de este año y los que hay para finales de 2019 son diferentes. Guatemala es, sin quizá, el único país que no ha movido su tasa de interés. La mantiene en un 2.75% y así ha sido por cerca de dos años.
Un punto alentador es que República Dominicana, junto a Panamá, se mantiene con la mejor proyección de crecimiento para 2019, lo que se traduce, por el momento, en un escenario más cómodo. Habrá que esperar. En medio de todo este contexto parece que los bancos centrales, a final de cuentas, tratan de ganar credibilidad.