Nos hemos ganado el primer lugar donde más accidentes de tránsito ocurren. O sea, que usted tiene más posibilidad de morir o ser lesionado por un motorista que por cáncer, un delincuente o por una caída de sus propios pies, lo que podríamos decir que debemos cuidarnos más de los vehículos y, sobre todo, de los de dos ruedas que de otros fenómenos que nos podrían producir daños, cosa que nuestros políticos no están incluyendo en sus discursos.
A nosotros, que nos ha tocado dirigir la aseguradora más grande en el ramo de vehículos, como también el Centro Asistencial del Automovilista, además de participar en la Junta de CADOAR, tenemos plena conciencia de la gran tragedia que representan los accidentes de tránsito para la familia dominicana y, sobre todo, para los más pobres, que son los que se desplazan a pies, en motores y bicicletas en nuestras vías, donde carecemos de un transporte bueno, limpio y decente.
Relatemos el caso de Juan que se gana la vida como mensajero de una empresa y al intentar cruzar la avenida 27 de Febrero con la luz de semáforo a su favor, otro motorista lo atropella cuando no respeta la luz roja del semáforo y pretendiendo pasar a los vehículos que avanzaban, se lleva de encuentro a Juan, que en su caída queda bastante lesionado con costillas y piernas rotas, que lo dejarán inhabilitado por varias semanas, donde ni siquiera la empresa le siguió pagando su salario porque no tenía contrato de trabajo y hacía mensajería ocasional. ¿Resultado? Dolor y hambre para la familia ya que el motorista desaprensivo no tenía seguro de daño contra terceros, como obliga la ley.
Pero en el proceso de Juan apareció un abogado litigante que asumió ese caso y compró la reclamación, por el hecho de que no había un buen seguro de por medio. O el caso de María, una pobre trabajadora doméstica, madre soltera que sufrió un accidente por un vehículo de una empresa grande del país y con cobertura de una de las principales aseguradoras. Pues al cabo de poco día la familia de la mujer, que aún permanecía interna, se entera que ella ha dado poder a un abogado, el cual reclama una suma millonaria a la aseguradora, donde además aparecen dos lesionados, que nunca estuvieron involucrados en el evento, pero sí en el acta policial. Pues el abogado para cerrar la reclamación exige un acuerdo de que la mitad de la indemnización sea a su nombre y de la otra le quita el 30% a la pobre María, total, según el abogado ella solo recibió el golpe, él hizo la diligencia, quedándose con el 65% de la indemnización.
En nuestro país, más de 22 mil personas quedan minusválidos por accidentes de tránsito cada año, que en su mayoría pertenecen a hogares pobres, que además de que se gastan todos sus ahorros en atenciones médicas, no tienen indemnizaciones porque en muchos de esos vehículos no existe ningún tipo de cobertura que puedan hacerse responsables de las pérdidas. Y eso queda bajo la responsabilidad del Estado que los funcionarios deben tener muy presente aplicando adecuadamente la ley 63-17 que intenta corregir el caos infernal de nuestras calles.
Para no hacer largas las historias de dolor, en el próximo artículo le seguiremos contando las tantas tragedias que las familias dominicanas sufren, además del maltrato y mal servicio de los choferes de autobuses y destartalados conchos de la ciudad, a lo que el INTRANT debiera poner un poco de atención.