El vicepresidente del Banco Central Europeo (BCE), Luis de Guindos, consideró este miércoles urgente que Europa cuenta con mecanismos comunes de política fiscal, dirigidos desde el ámbito de la UE, que permitan hacer frente a la desaceleración.
De Guindos, quien reconoció que la política monetaria “no es todopoderosa”, abrió hoy un foro económico, clausurado por la ministra española de Economía en funciones, Nadia Calviño.
El vicepresidente del BCE recordó los dos riesgos fundamentales que afronta la economía europea: las tensiones comerciales que afectan a las cadenas de valor globales y la posibilidad de un “brexit” desordenado.
Sobre la eventual salida sin acuerdo del Reino Unido alertó de que “no está descontada al cien por cien por los mercados financieros”, porque por muchos cálculos que se hayan hecho no es posible saber con certeza el impacto que tendrá en las expectativas y en la evolución de los flujos comerciales.
Para hacer frente a la desaceleración en curso, agravada en algunos países como Alemania por el deterioro del entorno internacional, De Guindos consideró “importantísimo” que Europa cuente con un “instrumento fiscal agregado” que tenga un tamaño adecuado, capacidad de actuación anticlícicla y que esté controlado desde el ámbito de la Unión Europea.
“Ése es el futuro. Es la forma en la que la unión monetaria tiene que evolucionar”, insistió De Guindos, que incidió en que la política monetaria es insuficiente y no puede ser la única herramienta para impulsar la economía.
Además, recordó que algunas decisiones del BCE, como los tipos de interés negativos, pueden llegar a tener efectos perjudiciales, lo que obliga a la entidad a “estar continuamente buscando el equilibrio”.
La ministra Calviño reconoció que es un reto ver hasta dónde se puede llegar con la política monetaria y el papel que van a jugar la política fiscal y las reformas estructurales, al tiempo que recalcó que la economía europea se asienta sobre fundamentos sólidos.
Calviño destacó además la robustez de la economía española, que está capeando mejor el temporal que la europea, aunque insistió en que no hay espacio para la complacencia cuando aún no se han resuelto desequilibrios como el paro, la elevada deuda pública, las escasas ganancias de competitividad, la precariedad y la desigualdad.
A su juicio, España necesita un Gobierno estable de cuatros años y con vocación europeísta para corregir estos desequilibrios y para afrontar el reto de la transformación digital y ecológica.