República Dominicana tiene muchos compromisos que pudieran ser calificados como macro retos. Ya se aplica, aunque con sus debilidades, la Ley 66-97 en lo relativo a la inversión del 4% del PIB en el sector educativo, que fue parte del pacto firmado por los aspirantes a la Presidencia en 2012.
Sin embargo, hay dos pactos que se han pasado por alto. Sí, que se han pasado por alto. Sólo la irresponsabilidad histórica de quienes han tenido el poder de decisión ha echado en la gaveta del olvido la reforma tributaria integral, que daría holgura al Estado en términos del flujo de ingresos, así como lo relacionado al sector eléctrico.
La pésima gerencia comercial de la electricidad es el gran generador del déficit que afecta a las distribuidoras.
Mientras, en lo que el hacha va y viene, seguimos con las mismas moscas, los mismos mosquitos y los mismos discursos de promesas.