Las asociaciones de ahorros y préstamos (AAyP) merecen más espacio en el pastel financiero. Si bien su transformación ha sido un trayecto difícil de recorrer, por las razones que fuere, han logrado expandirse en términos netos aunque no a la misma velocidad que los bancos múltiples, cuya ponderación supera el 86%.
Como mutualistas, es decir, que sus dueños reales son los ahorrantes, han cumplido una función social en la economía dominicana desde que fueron creadas a principios de la década de los 60. En las provincias, por ejemplo, estas entidades de intermediación financiera juegan un papel preponderante y, por decirlo de alguna manera, son percibidas como más cercanas a la gente.
Y es que hay una diferencia, por lo menos en teoría, entre los bancos múltiples y las AAyP. En los primeros cada centavo de beneficio llega a los accionistas, mientras que en las asociaciones de ahorros y préstamos las utilidades se comparten o se capitalizan.
Por supuesto, hay que entender que la capacidad financiera de la banca múltiple es superior no sólo por la cantidad de productos que ofrecen, sino porque por su naturaleza están más holgados en cuanto a recursos.
En cuanto a las asociaciones de ahorros y préstamos, es pertinente destacar que a julio de este año cerraron con activos que superan los RD$195,709 millones, que en términos relativos representan el 10.63% del sistema financiero consolidado. De manera anualizada, su crecimiento neto superó los RD$14,528 millones, alrededor de un 8.02%.
Como prueba de que su existencia en las provincias es vital para esas economías, de las 10 entidades mutualistas que operan bajo este esquema sólo hay dos cuyas sedes están en la capital. Las otras ocho están distribuidas en las principales demarcaciones geográficas fuera de Santo Domingo, con una ponderación de un 42.83% de los activos declarados al cierre de julio de este año.
En Santiago está la Asociación Cibao de Ahorros y Préstamos (APAP) con RD$51,008.8 millones, un 26.03%, manteniendo al segundo lugar entre las instituciones mutualistas del ramo.
Las autoridades monetarias, entendiendo su importancia, deberían abrir la posibilidad de que las AAyP pueden ofrecer más productos financieros en lo que se resuelve el tema de su transformación.