La publicación de elDinero del jueves 5 septiembre 2019, “Nueva configuración en sector seguros por primas de salud”, me mueve a preocupación, como en mi publicación del 5 de marzo 2019, “Cifras que mienten”, desde que las autoridades supervisoras de la Ley 87-01 y la Ley 146-02 han permitido al sector seguros de salud y seguros generales el traspaso de la cartera de un supervisor a otro. Y en mi caso, porque veo y comprendo la gran separación que existe entre los riesgos de salud y los riesgos generales de incendio, de vehículos y otros elementos aún más complejos como la responsabilidad civil, de fidelidad, marítimos…
Desde siempre he criticado la permisividad de las dos superintendencias que ni siquiera fueron capaces de cuestionar las intenciones de las aseguradoras como si en realidad no les importara la suerte de los afiliados, siendo su papel esencial en la existencia del mercado y la ley, ya que son los garantes de la sanidad y equilibrio del negocio, de una oferta de servicio de salud en condiciones óptimas para la población y una sostenibilidad de todos los componentes del mercado.
La Superintendencia de Seguros establece, dice el reportaje, que el mayor crecimiento lo tiene salud con un 24%, una contradicción a su gestión porque, precisamente, no tiene supervisión sobre esos servicios y otro aspecto a tomar en cuenta es que esas primas de salud no pagan el impuesto selectivo, por ello es que si revisamos las estadísticas de la misma Superintendencia de Seguros, las primas exoneradas superan los 15 mil millones, siendo del ramo de salud RD$10.5 mil millones de enero a julio de 2019 y la Superintendencia de Seguros realmente recibe fondos de los impuestos que paga el sector, o sea, 30% del 16% del impuesto selectivo de los seguros generales, no obteniendo nada de salud.
La implicación de todo esto, es que cuando se habla de que el sector seguros está creciendo un 19%, se dan informaciones imprecisas, información errónea que pueden usar otros sectores para hacer sus análisis y proyecciones, lo que no resultará correcto o preciso. El PIB crece menos de un 7% y a pesar de que tenemos una enorme brecha sin cobertura de los bienes materiales, casi el 40% de los vehículos circulan sin seguros y solo el 10% de las viviendas están aseguradas, el mercado no crece en realidad más del 12% y porque han sido años muy buenos económicamente, por lo que establecer un crecimiento de un 20% sin establecer el decreciente de las estadísticas de la SISALRIL, se está duplicando los porcentajes, llegando a cometer el error de decir que somos el mercado de la región que más crece.
Ahora el elemento que más me preocupa es que la Superintendencia de Seguros está adjudicándose ese éxito de crecimiento, para lo cual no ha hecho nada, pero como no va a recibir ingresos adicionales en su presupuesto, tampoco tiene un sistema efectivo de supervisión sobre la calidad del servicio que reciben los afiliados, que tampoco recibirán los servicios ni el cuidado de la SISALRIL porque salen de su foco de atención. Para nosotros es la situación más penosa socialmente. El Estado está desatendiendo su papel para el cual la ley 87-01 creo la Superintendencia de Salud y Riesgos Laborales (SISALRIL), donde deben tener los mecanismos para ejercer su papel de supervisor y, peor aún, con la Superintendencia de Seguros que ni siquiera funge como buen supervisor de los seguros generales, menos lo hará con los planes voluntarios del seguro de salud.