Siento que el Banco Central (BC) está cargando muy pesado. Se le ha hecho muy difícil hacer política monetaria. Lo percibo tras su decisión reducir por tercer mes consecutivo su tasa de interés de política monetaria (TPM) en 25 puntos básicos, pasando de 4.75% a 4.50% anual. El primer movimiento lo hizo de 5.50% a 5.00%. En este período ha bajado 100 puntos básicos a esta variable tan importante. Probablemente, esto no había pasado en la historia reciente de nuestro país.
¿Por qué esta decisión, aparentemente drástica y muy proactiva, de las autoridades monetarias? Es obvio que algo no anda bien o no está respondiendo adecuadamente en la economía. ¿Por qué la lentitud de respuesta del mercado financiero en la colocación de los más de RD$34,000 millones liberados del encaje legal?
La verdad es que hay una especie de ralentización aguda de la economía. Esto así porque la inflación está prácticamente inmóvil, siendo negativa en al menos seis ocasiones en los últimos dos meses. Sin embargo, aunque parezca algo paradójico, lo único que está moviéndose es la cotización del dólar, aunque sus efectos han sido prácticamente nulos en los precios.
Como un esfuerzo extra, el Banco Central flexibilizó el uso de los recursos del encaje legal de las asociaciones de ahorros y préstamos, que ahora también podrán destinarlos a otras áreas. El monto supera los RD$3,600 millones. Las autoridades evalúan otras peticiones de los ejecutivos de estas entidades mutualistas.
Ahora bien, independientemente del entorno internacional y de cualquier otra explicación que pudiera ofrecerse a la opinión pública, el gran problema aquí es la forma en que se maneja la parte fiscal del Estado. ¿Por qué? El creciente déficit público y el aumento de la deuda, aunque se alargue el tiempo de madurez, son variables que inyectan incertidumbre en los inversionistas internacionales. Y por qué no decirlo: el período de indefinición del presidente Danilo Medina, de si iba o no a reformar la Constitución para repostularse, aún gravita en el contexto económico. Agregarle a esto que la Ley de Capitalización del Banco Central no se cumple y, por ende, le quita terreno para aplicar política monetaria con holgura.