Uno de los principales problemas que afectan a los jóvenes cuando comienzan a ser entes productivos, con un empleo formal, aunque sea de salario mínimo, es el de las finanzas personales. Tan pronto aparecen en las bases de datos de asalariados, los bancos llaman para ofrecerles tarjetas de crédito con exagerados montos disponibles, lo cual les motiva a incurrir en gastos innecesarios.
Una vez se incurre en gastos que sobrepasan su capacidad de pago, por su reducido salario, entonces, comienza a optar por financiar la tarjeta, con una tasa de interés alta (60% anual), pero sin reducir el desbordado hábito de consumo.
Muchos cometen el error de recurrir a préstamos informales, a tasas de interés elevadísimas (20% y 30% mensual) para enfrentar sus déficits momentáneos entre quincena, sin darse cuenta de que están creando deudas que pasan a ser insostenibles.
Conozco casos de personas que no deberían estar así, ya que tienen niveles salariales competitivos, por encima de los 100,000 pesos mensuales, pero que se desbordaron en sus hábitos de consumo hasta incurrir en incumplimientos y exceso de endeudamiento en la informalidad, luego de haber perdido su condición de sujeto de crédito en la banca formal, a causa de los incumplimientos, no solo con los bancos, sino con otras entidades como compañías telefónicas, de electricidad o cualquier suplidor de bienes o servicios que, ante los atrás, le han “ficharlo” en los burós de crédito.
Cuando se toca fondo y se cae en una situación de finanzas personas insostenibles, se debe hacer un ejercicio de reflexión profunda para “conocer su realidad” y darse cuenta de que, aunque insista, no puede, repito, no puede, seguir con el hábito de consumo y el estilo de vida que tenía.
Lo primero es reducir sus gastos al mínimo posible. Si vive en una vivienda rentada, mudarse a un aparta-estudio donde pague menos, preferiblemente cerca de su trabajo, para que así se ahorre los gastos de comida y de combustible, si tiene vehículo, o de pasajes y taxis, si está a pie.
Debe cambiar su plan de servicio telefónico y de internet por el más barato que tenga la compañía telefónica; tiene que abstenerse de salidas sociales y, sobre todo, romper sus tarjetas de crédito para no consumir nada ni recurrir a más financiamiento. Esto hasta conseguir los recursos para cancelar formalmente esas tarjetas tras el saldo de lo adeudado.
Mientras realiza esas acciones, tiene que procurar con urgencia un préstamo en la banca formal para saldar “todas” las deudas que implican pago de interés, principalmente las que están en la informalidad, que resultan más costosas.
Si el historial de crédito está afectado en la banca le pueden reclamar un fiador, garante o codeudor para concederle el préstamo. Sin embargo, también es posible que nadie esté en la disposición de servirle de garante, toda vez que hasta sus más cercanos familiares conocen de su profunda indisciplina fiscal e historial de incumplimientos.
En todo caso, tal vez algún familiar al que usted le debe, se arriesgue a servirle de garante, con tal de que usted también le pague con el préstamo que gestiona.
Pero aun sin garante, usted debe conversar con el oficial de su cuenta, porque usted tiene una cuenta bancaria, aunque sea de nómina, pues todavía conserva un buen empleo. Hable con su oficial de cuenta sobre su problema, dígale su situación y explíquele que su deseo es consolidar todas sus deudas, tomar un préstamo bancario para pagarlas y quedarse sólo con el compromiso en el banco, donde pagará una cuota mensual de capital y una tasa de interés que, por más elevada que sea, siempre será mucho menor a las que usted está pagando actualmente.
Pero recuerde, esa consolidación de deuda y saldo de todos sus compromisos, debe ir acompañado de un largo período de abstinencia y anulación de gastos, para limitarse sólo a consumir lo estrictamente necesario hasta que su disciplina y escarmiento le permitan, poco a poco, recuperarse y salir de su crisis.
Es difícil, pero no imposible. Además, por más difícil que sea, nunca será peor de que lo que usted está viviendo en la actualidad.