Como siempre, el Fondo Monetario Internacional (FMI) coloca las buenas noticias de primero. Y es bueno que así sea. Sin embargo, República Dominicana, que ha tenido un crecimiento ejemplar de 6.6% promedio desde 2014, apoyado por un ambiente macroeconómico y financiero estable, no debe dormirse en sus laureles.
Si bien el crecimiento promedio de los últimos años ha sido superior al potencial, el contexto actual llama a reflexión. Sería buen ejercicio preguntarse cuáles son los fundamentos de la expansión económica del país y hacia dónde se dirigen los planes de desarrollo sostenible.
El FMI ha afirmado que la posición fiscal se encuentra sujeta a presiones moderadas de sostenibilidad y asequibilidad, pero que los obstáculos estructurales clave no se han abordado. Alerta, además, sobre el proceso electoral de 2020 y su impacto en la agenda del país.
Hay recomendaciones que no deben ser pasadas por alto. Para el FMI, un ajuste anticipado, fundamentado en la ampliación de la base tributaria y consciente de los efectos distributivos de las medidas de ajuste, ayudaría a revertir la dinámica alcista de la deuda.
Además, según la institución, debería establecerse un marco fiscal de mediano plazo, con un claro anclaje y elementos de responsabilidad fiscal, para mejorar la credibilidad sobre la sostenibilidad de las políticas. Este punto, como se ve, necesita de la atención urgente de las autoridades dominicanas.
En cuanto a la política monetaria, con pocas señales de presiones inflacionarias, las autoridades tienen espacio para mantener las tasas de interés sin cambios, a menos que la información relevante indique un incremento de las presiones. Sin embargo, recomiendan reformas para aumentar la flexibilidad cambiaria y fortalecer la credibilidad del régimen de metas de inflación. La acumulación de reservas internacionales debe continuar.
Sugiere abordar los focos vulnerables en el sistema financiero, como son las cooperativas y otras entidades no reguladas. Al mismo tiempo, pide reformas más ambiciosas para disminuir las barreras al crecimiento a largo plazo. Hay tela por donde cortar, señores autoridades.