Los festivales cinematográficos ofrecen proyección internacional y agregan un valor fundamental a todo cineasta, además de que ayudan a crear una plataforma de contactos y conexiones para desarrollar coproducciones.
La afirmación la hace Katherine Bautista, cineasta y creadora del Festival Internacional Libélula Dorada, el cual llevará a escena su cuarta edición desde el 21 al 27 de agosto.
Este evento diferenciado por enfocarse en los cortometrajes nace de la necesidad de resaltar el valor que tienen los cortos dentro del mundo cinematográfico.
Su fundadora destaca que, gracias a su participación en el festival de Cannes, en el segmento La esquina del Corto, se despertó su interés por realizar un evento para promover y reconocer el cortometraje en el país.
“En 2015 tuve la oportunidad de viajar al festival de Cannes. Ahí me di cuenta cómo funciona el mercado del cine internacional y vi que los cortometrajes fuera de República Dominicana tienen un valor igual que un largometraje; son apreciados, reciben premios e incluso tienen distribución y hay compañías que los compran para presentarlos en televisión y en plataforma digitales”, explica Bautista.
La cineasta destaca que vio una brecha para resaltar los cortometrajes en el país a través de un festival con proyección internacional. En el área del Caribe no existía uno centrado en este género.
Costo
De acuerdo a Bautista realizar cualquier actividad sociocultural conlleva un arduo trabajo, en sus inicios pensó que no podría realizar el festival por su alto costo. El festival cuesta más de RD$3.0 millones, calculando el tema de los invitados extranjeros.
“Crear eventos culturales en el país es muy difícil, porque contamos con muy poco apoyo, por eso hay que tocar muchas puertas. En los cuatro años que tiene el festival hemos enviado más de 2,000 solicitudes pidiendo apoyo”, resalta la directora.
Lo primero fue conseguir el lugar donde se realizaría el evento. “Yo conversé con quien era en aquel entonces el director del Palacio del Cine, Hugo Pagán, y le dije que quería realizar este festival y no tenía ni un peso y tampoco quería que le cobraran la taquilla a las personas que fueran a la sala. Los dominicanos no tienen la cultura de apreciar cortometrajes y si tenían algún costo no los irían a ver”.
Por tres años consecutivos el festival se realizó sin cobrar la taquilla al público que atraía a la sala. Pero en esta ocasión la entrada tendrá un precio simbólico de RD$50 por persona.
Bautista señala que, como los festivales no están contemplados dentro de la Ley de Cine, las empresas comerciales contribuyen con facilidades no siempre con dinero. Explica que en diferente oportunidades ha colaborado con productoras locales.
Participación
Desde su creación en 2016, el Festival Internacional de Cortometrajes Libélula Dorada ha presentado en pantalla grande 234 películas cortas procedentes de más de 50 países. Han recibido Interesantes proyectos de cortometrajes de naciones como Turquía, Alemania, Francia o Colombia.
“Hemos recibido cortometrajes que han costado hasta 350 mil euros, para nosotros eso es mucho dinero con el cual podemos hacer varias películas, pero en Europa no es el caso, porque ellos cuentan con programas de apoyo para la realización de cortometrajes”, afirma Bautista.
El masivo apoyo en la participación internacional se ha conseguido en parte gracias a la plataforma global Filmfreeway, la cual sirve para impulsar miles de festivales. “El nosotros estar ahí abre una ventana a que personas de países remotos participen”, afirma.
La participación de los proyectos dominicanos aumenta. “En este año la mitad de los cortos que recibimos son locales. Esta edición incluirá 93 trabajos para proyección y 71 en competencia en 21 categorías”, dice.
En esta ocasión el festival tendrá su sede principal en Ágora Mall. Las proyecciones diarias se realizarán en Sambil y las actividades paralelas en Blue Mall. Dentro del festival se realizan talleres, proyecciones, competencia de cortos y un Meet and Greet del cine dominicano.
“El Meet and Greet es un espacio para que los cineastas jóvenes de la industria se conozcan entre sí e intercambien con personas que tengan un poco más de experiencia, con el objetivo de contribuir a crear alianzas profesionales y para que surjan proyectos y colaboraciones”, apunta Bautista.
Simbolismo
Bautista explica que el nombre para el festival le surgió mientras leía un libro sobre las libélulas y dado su simbolismo se inclinó por utilizarlo. Además de que este es el único insecto que tiene la capacidad de ver en 360 grados y como quería que el festival fuera internacional sería como una vuelta de 360 grados al mundo.
“La libélula en el cine representa la visión desinhibida de la mente. Simboliza que se puede exceder las expectativas que normalmente se tiene en cuanto a cortometrajes se trata. Popularmente la gente ve los cortometrajes como algo efímero y amateur, siendo la realidad muy distinta, pues con este audiovisual podemos contar y encontrar historias tan complejas como la más grande de las películas, por esto, la libélula representa perfectamente la visión que tenemos de crear algo que pareciera imposible como lo es la capacidad de este pequeño insecto de ver a 360 grados”, afirma la cineasta.