Se desplomó la tasa de crecimiento y cuando la tendencia es que crezca en el segundo semestre, como lo indican los resultados trimestrales de las últimas cuatro décadas, no se vislumbra que exista algún factor importante que pueda mover a la economía, que no sea con un fuerte impulso de la demanda a través de políticas de expansión del gasto fiscal y del monetario.
Todo esto, naturalmente, con su consecuente efecto sobre el sector externo, lo cual no es promisorio puesto que las exportaciones están creciendo muy débil y el panorama externo es de mucha incertidumbre y hacia la baja.
En los países asiáticos, por ejemplo, el sector externo se ha visto afectado por resultados negativos superiores al 10% durante los cinco primeros meses del año. En lo que el hacha va y viene, el presidente Donald Trump mantiene una campaña muy agresiva contra la OMC y, por supuesto, contra China.