El Banco Central ha liberado más de RD$34,000 millones y bajado la tasa de política monetaria (TPM) en dos ocasiones en lo que va de año. Es un hecho sin precedentes en la historia reciente de República Dominicana.
Todo esto obedece, indefectiblemente, a una altísima y fundada preocupación por la lenta respuesta de la economía, que ha crecido por bajo de su potencial, y por los niveles de inflación que están muy por debajo del rango límite inferior.
En un hecho con escaso precedente, la TPM ha sido reducida en 75 puntos básicos en sólo 30 días. ¿Por qué no esperar a ver la respuesta del mercado de dinero antes de volver a reducir la tasa? Podría ser interpretada como una decisión proactiva, como debe ser, o, peor, como una señal de incertidumbre respecto a lo que ha sucedido con la economía y se espera del porvenir cercano.
Esta tasa es la que el Banco Central paga a las instituciones de intermediación financiera por el sobrante de liquidez y que estos depositan diariamente (overnight) para ser redimidos al día siguiente.
El economista Ernesto Selman, del Centro Regional de Estrategias Económicas Sostenibles (CREES), ha dicho que ya hay una doble tasa de cambio en el mercado local, lo cual, indiscutiblemente, está relacionado con la decisión de las autoridades monetarias de abrir las compuertas del circulante.
Reconozco, sin embargo, que no resulta una tarea fácil hacer política monetaria en el contexto actual y salvarle la campana a una gestión que, desde el Poder Ejecutivo, ha generado incertidumbre en la economía.
Sin embargo, desde la esquina del Consejo Nacional de Empresa Privada (Conep), la principal cobija del sector empresarial, se ha dicho que todo está bien, que el comportamiento del dólar frente al peso ha sido normal. Industriales de Herrera, de su lado, no parece estar muy de acuerdo con sus pares.
La experiencia de 2003, con la crisis financiera generada por la quiebra de tres bancos, es el mejor ejemplo de lo que sucede con la inflación y la tasa de cambio cuando hay más pesos en circulación de lo que aguante el mercado. Ahora, por supuesto, las circunstancias son diferentes.