Unos 820 millones de personas carecían de alimentos suficientes para comer en 2018, un 1.1% más (9 millones) que en 2017. Se trata de “el tercer año consecutivo en que esta cifra aumenta”, deplora “El estado de la seguridad alimentaria y la nutrición en el mundo”, de la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO).
La FAO se queja del lento avance en el ritmo del progreso para reducir a la mitad el número de niños con retraso en el crecimiento y el de bebés nacidos con bajo peso, lo que también dificulta las metas de nutrición del Objetivo de Desarrollo Sostenible.
El hambre aumenta en muchos países con el crecimiento económico estancado, en particular en los de ingresos medianos y en los que dependen en gran medida del comercio internacional de productos básicos, advierte.
“Debemos fomentar una transformación estructural inclusiva y favorable a los pobres, centrada en las personas y en las comunidades, para reducir la vulnerabilidad económica y encaminarnos hacia la erradicación del hambre, la inseguridad alimentaria y todas las formas de malnutrición”, asegura.
Para 2018 América Latina y el Caribe tenían 42.5 millones de personas hambrientas. En el mundo uno de cada siete bebés nace con bajo peso (20.5 millones), mientras 40 millones menores de 5 años presentan sobrepeso.
República Dominicana y Haití mejoraron la prevalencia de la subalimentación en la población total: Entre 2004-2006 era de 24.4% en el primero y 57.1% en el segundo, y, para 2016-2018, bajó al 9.5% y al 49.3%, respectivamente.