La economía sufre de los nervios como si fuera un ser viviente de carne y hueso. Este año el contexto social y político no ha sido el mejor para que nuestra economía tenga tranquilidad.
Los entes que mueven la economía, es decir, los que tienen el capital, están en modo “espera” hasta ver qué sucederá en lo adelante con temas tan sensibles como los que ocupan la opinión pública en estos días.
El crecimiento económico se ha ralentizado, las autoridades monetarias han liberado fondos del encaje legal y reducido la tasa de política monetaria para ver si logran motivar un poco el consumo.
Habrá que ver, en lo que resta de año, si los agentes económicos se sentirán motivados a invertir o consumir a una mejor velocidad que permita recuperar el ritmo de crecimiento exhibido durante los últimos años. La economía no está congelada, aún, pero sí que está muy fría.