Las tardes de los domingos caen a ritmo del son en Las Ruinas de San Francisco. El Grupo Bonyé engalana la llegada de la noche al interpretar el “Chan Chan” de Compay Segundo: “De Alto Cedro voy para Marcané/ Llego a Cueto, voy para Mayarí…” (escuche el tema en su interior, no todo es reforma a la Constitución). Cientos de visitantes de Zona Colonial se confunden en un contoneo melódico con turistas de diversas nacionalidades que aprovechan el espectáculo.
Bonyé, dirigido por Félix Báez, se afianza en una actividad recreativa que fomenta la cultura musical y, a la vez, se suma a la escasa oferta de atractivos turísticos abiertos al público en el casco antiguo de la Ciudad. Un homenaje rítmico sincronizado para Luis (Terror) Días en medio de la algarabía: “Yo nací en la Bahía de Manzanillo…”.
Todo se hace posible en este espacio abierto a la familia. Los bailadores de son, son eso: un homenaje al movimiento armónico encima de una pequeña pista que se instala en medio de la calle. Todo es alegría en esta actividad que, aunque se ve en un afiche, cuenta con el apoyo del Ministerio de Cultura, también debería tener el respaldo de muchas empresas ligadas al mundo del turismo.
Talvez la Alcaldía del Distrito debería tomar en cuenta el escenario, ya que la mayoría de asistentes deben permanecer incómodos en una calle inclinada. A lo mejor si se sube el espéctaculo a la zona más plana de las ruinas (sin afectar áreas de interés arqueológico) o un poco de control a los vendedores de alimentos para que manejen la higiene y salubridad. Este espectáculo puede mejorar y el concepto se debe replicar.