El turismo y el sector agropecuario tienen una interdependencia de primer orden. Los productores de alimentos son suplidores por excelencia del sector hotelero, lo que a su vez se convierte en una exportación “interna” de alimentos, toda vez que esos alimentos son transados en dólares y vendidos a extranjeros a un segmento de la economía que está ubicado en el sector externo.
No cabe duda que una disminución en el flujo de turistas hacia República Dominicana impactará negativamente la competitividad del sector agropecuario, pues mucha de la producción tendrá que ser vendida en el mercado local posiblemente al costo.
Nadie quiere apostar a que sucedan estas cosas para que la población coma a buen precio, pero es una posibilidad. Esta experiencia habrá de servir de mucho para tener pendiente un plan B.