Los países en vía de desarrollo demandan cada vez más infraestructura, pero los gobiernos carecen del flujo de recursos suficientes para satisfacer todo a la vez. El crecimiento económico que muestra República Dominicana, independientemente de los niveles de desigualdad que también se perciben en la sociedad, es también un motor que impulsa diversos sectores.
Los constantes y crecientes déficits fiscales en que operan los gobiernos también es una muestra de la necesidad de buscar alternativas que coadyuven con la prestación de servicios, tales como educación, salud y seguridad, entre otros. ¿Cómo mantener el crecimiento económico ante una demanda tan alta de recursos para obras públicas, cuando al mismo tiempo hay una presión fiscal baja que prueba la necesidad de aumentar los ingresos del Gobierno?
Ir al mercado de bonos o a las instituciones multilaterales ha sido la práctica socorrida. Sin embargo, desde hace un par de décadas hay experiencias que refieren resultados positivos a través de proyectos realizados en alianzas público privadas (APP) vía un fondo de fideicomisos.
El fideicomiso resulta, para estos casos, un vehículo financiero apropiado para administrar los bienes y recursos de una alianza público privada, ya que es un actor neutro que protege no sólo los intereses del Estado, sino también los del particular en el desarrollo de un proyecto.
El Estado tiene en el fideicomiso una alternativa para impulsar las alianzas que hagan realidad cientos de proyectos de gran tamaño, los cuales demandan altísima cantidad de recursos, pero que, siendo realistas, la capacidad financiera del sector público es limitada. El proyecto de APP depositado en el Congreso también debería agilizarse.
Un fideicomiso también es un mecanismo ideal para destinar recursos, tanto del Estado, del particular y de la banca, al desarrollo del proyecto con base en unas reglas comunes, que cumplan, incluso, con estándares internacionales en materia de APP.
Ante la necesidad de más obras por parte de la sociedad, del interés del Gobierno de suplir las demandas y de un mercado que está ávido de ser más útil, lo lógico ahora es que se concatenen las variables para que se inicie una nueva era de inversiones en alianzas público privadas con el soporte del fideicomiso.