Comienza la temporada ciclónica, pero preocupan los incendios. El Periódico elDinero publicó un reportaje sobre los incendios que preocupa a socorristas, industriales y aseguradoras. Y yo agregaría a reaseguradores, que son los que asumen la mayor proporción de las indemnizaciones de los grandes siniestros y catástrofes que ocurren en el país, afortunadamente a las propiedades que cuentan con las coberturas adecuados.
Nosotros estuvimos la semana pasada reunidos con los grandes reaseguradores con sede en Miami, en procura de una buena concertación para la firma de nuestros contratos que vencen a mitad de año, y a pesar de que no hemos tenido catástrofes naturales que ellos hayan tenido que pagar, su gran preocupación son las grandes pérdidas que hemos sufrido en los últimos años producto de los incendios. Y le preocupa sobre manera porque si bien es cierto que los huracanes y terremotos ocasionan fuertes pérdidas, esto es incontrolable, pero los incendios son errores humanos y circunstancias que se pueden evitar, prevenir y disminuir.
Las aseguradoras nos enfrentamos a una situación incómoda ante los reaseguradores, que endurecen sus posiciones por las grandes pérdidas que han enfrentado en los dos últimos años en el Caribe y, sobre todo, en Puerto Rico y República Dominicana, donde han tenido que pagar más de US$30 mil millones en indemnización sobre todo en Puerto Rico, que aún lo mantiene nervioso y en vilo por las dificultades que tienen al liquidar las pérdidas de los huracanes Irma y María. Y los grandes incendios en República Dominicana, que según el gerente general de CADOAR, Sr. Miguel Villamán, sobrepasan los 200 millones de dólares, cuando apenas nuestras primas para incendio y aliados es de 350 millones de dólares al año.
Si bien es cierto que no podemos evitar los terremotos y los huracanes, muy bien podríamos reducir y disminuir el impacto de los incendios, pero nos falta autoridades para hacer cumplir las disposiciones y reglas para prevención de incendios, donde cada quien hace lo que le conviene y no lo que conviene y a nadie le importa los daños futuros que las inobservancias puedan producir tanto en daños a personas como a propiedades. Nuestros bomberos no tienen autoridad ni disposición para regular nada y menos equipos y voluntad para enfrentar los riesgos que una sociedad moderna que crece y va creando sobre sus pasos al desarrollo, haciendo más complejo y complicado el manejo de los riesgos.
En cuanto a las aseguradoras, tenemos una responsabilidad, debemos exigirle a nuestros clientes cumplir con las reglas de prevención para evitar los incendios, porque además de todos los inconvenientes que ellos producen, también estarán pagando primas mucho más elevadas, a menos que su aseguradora no quiera cobrarle prima por debajo de los costos de reaseguros, que están siendo más altos, donde también exigimos la intervención de la Superintendencia de Seguros, que debe estar vigilante para que nuestro mercado esté cumpliendo la ley, para evitar una quiebra generalizada o que los clientes sean estafados por ofrecer el servicio sin los respaldos necesarios.
La cantidad de incendios que hemos tenido en los últimos dos años son muy preocupantes y para el mercado asegurador son aún mayor, ya que se están convirtiendo en una pesadilla junto con la gran cantidad de accidentes automovilísticos, que dejan grandes pérdidas económicas como humana, sin contar la multitud de jóvenes que pierden su capacidad productiva y los hogares que se empobrecen por los accidentes. Y todo concluye en la falta de cumplimiento de las reglas por no tener autoridades capaces con coraje para impactar positivamente. Pues le toca al mercado imponer las suyas, si queremos seguir con el respaldo de nuestros reaseguradores, mientras nuestros clientes adquieren conciencia de la necesidad de una buena administración de riesgo.