Las referencias a la tecnología que subyace nuestra red celular se ha comúnmente definido por la “generación” a la que pertenece. Ahora mismo estamos en la cuarta generación de la tecnología celular, por lo que estamos en “4G”. Generalmente, las generaciones de tecnología celular han cambiado cada 10 años, evolucionando para ofrecer mayor velocidad de transmisión de datos, calidad en el servicio de voz y gama de servicios ofrecidos.
A partir de alrededor de 2015, se iniciaron las discusiones para el establecimiento de las normas técnicas para el servicio de quinta generación de telefónica celular, es decir, el “5G”. Con más de ocho mil millones de conexiones celulares a nivel mundial, y la expectativa de que esto aumentará a decenas de miles de millones en los próximos años debido a los “aparatos inteligentes” conectados a la red, la infraestructura 4G ya no es capaz de suplir las necesidades de cara al futuro.
La gran diferencia entre el 4G y el 5G es que este último permite que los teléfonos celulares utilicen velocidades de transmisión de data que se equiparan a las velocidades alcanzadas por el servicio alambrado de Internet. Si bien es cierto que la tecnología 4G ha permitido evolucionar el uso del video y de transmisión de grandes cantidades de data por vía del celular, el 5G sería más que una evolución, sino una verdadera revolución en la materia.
A diferencia de la tecnología 4G, que utiliza el espectro radioeléctrico de manera amplia; el teléfono celular debe “encontrar” la señal transmitida por la torre para realizar la conexión. En cambio, el 5G utiliza antenas focalizadas, que requieren de menor “espacio” dentro del espectro, de esta manera eficientizando la transmisión de data. Es como agregar nuevos carriles a una carretera.
La primera generación de tecnología 5G ya ha sido puesta en uso limitado en varios países (China, EE.UU., entre otros). Sin embargo, la tecnología se ha visto envuelta en varias controversias: disputas sobre su efecto sobre el espectro radioeléctrico y la posibilidad de interferencia, y también la primacía de la empresas china Huawei en el desarrollo de la tecnología, debido a que los estadounidenses sospechan que la misma sería controlada por el gobierno de la República Popular de China.
República Dominicana es un país con una envidiable infraestructura en materia de telecomunicaciones, reconocida como un líder en Latinoamérica. Es necesario que se adopten pasos regulatorios concretos, fundamentado sobre la ley y el regulador (Indotel) que tenemos hoy, para que nuestro país mantenga su posición como pionero en la materia en la región, y seamos uno de los primeros en unirnos a la revolución del 5G.