Atraer capitales frescos, productivos y de procedencia lícita debe ser la aspiración de todos los países con metas claras de desarrollo. Estados Unidos (US$4,701.3 millones), Canadá (US$4,346.4 millones), Brasil (US$2,336.2 millones) y España (US$1,314 millones) están delante en la tabla de emisores de capitales en República Dominicana. Estas cifras corresponden a los últimos nueve años.
Su posicionamiento o alta ponderación podría tener más de una lectura. Lo primero es atar esta relación económica con el nivel de confianza que tienen en el porvenir económico de República Dominicana, que se traduce en el principal activo para anclarse en nuestro territorio. Otra variable a considerar es que ha faltado arrojo histórico de parte de las autoridades para enamorar a los inversionistas de otros países para que se interesen por establecer sus empresas aquí.
Sin embargo, también hay que tomar en cuenta otras aristas, como serían los costos de instalación, burocracia, falta de un ordenamiento que facilite el camino a esos capitales, corrupción y un entorno dominicano por otros competidores más sagaces y atentos a los cambios del mercado.
Los primeros cuatro emisores de IED representan el 56.8% del total captado por República Dominicana de 2010 a la fecha y en conjunto suman US$12,697.9 millones.
Lo pertinente aquí es admitir que es bueno que esos cuatro lideren este sector, pero por el otro lado es lógico que se formule una pregunta: ¿Por qué otros países no se interesan por aumentar la inversión en República Dominicana? Y no es que no haya más inversionistas, el hecho es que su participación es tan baja que prácticamente son imperceptibles en las estadísticas. Las excepciones en este cuadro son México, con US$698.1 millones (3.1%); Venezuela, con US$508.3 millones (2.3%) e Islas Vírgenes Británicas, con US$413.6 millones acumulados en este período, para un 1.8%, porque aparecen con una ponderación significativa.
Aunque captar US$22,358.7 millones por concepto de inversión extranjera directa (IED) en una década no es nada rechazable, hay que estar conscientes de que República Dominicana, por su posición geográfica y estratégica para las grandes potencias económicas, está en capacidad de doblar la captación de capitales extranjeros. Sólo falta un ingrediente: voluntad.