Los dominicanos recibimos recientemente la buena nueva de una ley que prohíbe el uso de la hookah, por lo menos en lugares públicos y sitios abiertos, lo cual incluye calles, aceras y galerías, entre otros.
Sin embargo, al tiempo que la opinión pública recibía con júbilo la aprobación y promulgación de esta ley, también se llenaba de incertidumbre o escepticismo. No es la primera vez que se aprueban legislaciones que luego caen el vacío.
Todo indica que hay una falta de autoridad o instituciones para aplicar las leyes. El Gobierno ha sabido enfocarse más en la parte recaudatoria, como lo es la “ventana” que se les abrió a los dueños de bancas de lotería de apuestas, quienes de inmediato la aprovecharon.
¿Para qué aprobar leyes, que como en el caso la que prohíbe el uso de la hookah, no fue bien planteada o concebida? ¿Se prohibió su importación? ¿Y las sanciones?