[dropcap]E[/dropcap]l inicio del proceso para alcanzar el tan anhelado Pacto Eléctrico es una muestra de que, a simple vista de la realidad, existe la intención de buscarle una salida definitiva a la crisis energética que hemos padecido durante los últimos 50 años.
Por supuesto, hay que reconocer que si se hubieran cumplido las reglas del juego establecidas a través de docenas legislaciones y normativas, incluyendo el papel que deben jugar las instituciones reguladoras, no hubiera sido necesario llegar hasta aquí.
Algún día habrá que entender que la cultura del no pago de la electricidad se inculca en los hogares y vecindarios donde residen nuestros ciudadanos. Cuando vemos las famosas telarañas de conexiones irregulares en cualquier parte del país, de lo que son testigos nuestros niños y jóvenes, estamos educando para que mañana sean ciudadanos que no paguen el servicio, traduciendo esta práctica en déficit operativo de las distribuidoras.
El Ministerio de Educación debería tener un papel fundamental en la formulación de una propuesta que incluya enseñar sobre la importancia de la energía eléctrica, su utilidad, peligrosidad y deber de pagar el servicio que llega hasta nuestros hogares. Si nuestros hijos reciben desde muy jóvenes la instrucción en este sentido, otro gallo cantaría. Aunque los resultados no se ven de inmediato es necesario comenzar ya.
El Pacto Eléctrico, como bien lo ha referido el presidente Danilo Medina, debe ser un compromiso de todos. Si bien es necesario y obligatorio que estén los generadores, distribuidoras, usuarios, expertos, entidades reguladoras, funcionarios y observadores nacionales de diversos ámbitos, también es de lugar que el sector educativo participe activamente para empezar ahora con lo que luego nos puede costar más tiempo y una mayor cantidad de recursos.
Si hoy tenemos un problema mayúsculo en el servicio de electricidad, que afecta nuestra competitividad como país, se debe, en gran medida, a la carencia de una política estatal coherente en materia energética. Y no se trata de buscar culpables, el hecho ahora es hallar una solución de consenso y definitiva.