Si bien es cierto que no tenemos una cultura aseguradora, el desconocimiento y el costo son factores que inciden en que los dominicanos no sean muy dados asegurarse, a pesar de que sus propiedades en gran medida le han costado mucho obtenerlas. En el caso de los vehículos, en primer lugar para los daños a terceros, es obligatorio por ley; para los daños propios, si el vehículo es tomado a crédito, es una obligación bancaria.
Para las viviendas, a pesar de que el costo de estar bien asegurado es bajo, tan bajo que podría ser en muchos casos no mayor del 10% de la prima de un vehículo del mismo valor, siempre que sea directamente con la aseguradora, no a través de una asociación o banco (donde le incrementan las primas sin justificación alguna, a veces hasta un 50% mayor). La prima de un automóvil de RD$2 millones podría costarle RD$100,000 más impuestos; si su vivienda cuesta lo mismo, no pagaría más de RD$10,000 más impuestos.
Muchos pierden de vista que cuando toman un préstamo al banco o asociación, regularmente, éste solo asegura o cubre los montos adeudados y estos van decreciendo en el tiempo, aun cuando su propiedad vaya aumentando de valor. Si ocurre un siniestro, o usted muere, la institución financiera cobra la indemnización y usted se queda sin deuda pero sin casa. Es muy penoso en caso de muerte cuando su familia queda desamparada.
La solución más conveniente es que usted haga la póliza por los montos de reposición y la endose a la institución financiera, pero estas no aceptan esa solución, debido a que hacen las pólizas colectivas y declarativas con las aseguradoras, con una tasa o prima muy por debajo de lo que ellas le cobran a sus clientes. Aquí hay trabajo para Pro Consumidor, ya que estas instituciones no están para vender seguros, y menos para alterar las primas que las aseguradoras tienen para sus clientes.
Las aseguradoras tienen todas las soluciones para sus riesgos y de esto hemos hablado en otros artículos, pero necesitamos reafirmar estos conceptos, ya que son muchos los que se empobrecen por no ser previsores y menos tener ahorros para hacerle frente a las adversidades que, generalmente, llevan a la quiebra. Debemos asegurar nuestras propiedades como las viviendas y nuestros enseres familiares y, sobre todo, si las primas que pagaremos son tan reducidas, que podrían ser menos del 15% de la prima que usted paga por asegurar sus vehículos.
Para los que tienen sus propiedades hipotecadas, deben verificar la suma asegurada de su propiedad en la póliza de las instituciones financieras y cubrir en otra póliza el monto que complete el valor de reposición de la propiedad. Nunca un valor mayor ni menor porque, en todo caso, si ocurriera el siniestro cubierto, la aseguradora nunca pagará más del valor de reposición y si estuviera infravalorada, usted participará en la pérdida por la parte proporcional dejada de asegurar.