Pasar balance a las cosas que, a nuestro parecer, no funcionan como deberían, pudiera ser un ejercicio que podría, incluso, chocar con los hipersensibles. (Hipersensibles: personajes que no resisten la disidencia). Para estos individuos todo está bien.
Entre las cosas que me preocupan están: la deuda y su ritmo de crecimiento, a pesar de la expansión del producto interno bruto (PIB); la incapacidad del desarrollo de sacar a más gente de la pobreza, como si el bienestar no fuera para todos.
Me preocupa la proliferación de retóricas a favor de la transparencia, pero que en la práctica no llega a ser realidad. Aquí aparecen los personajes del primer párrafo porque están a favor de la aplicación de la ley “caiga quien caiga”, pero cuando la justicia los señala alegan que son inocentes y que “hay una persecución política” o retaliación en su contra por X o por Y.
Me preocupa la corrupción sin consecuencia. Usted puede tener las mejores leyes que castiguen a quienes “metan la mano o el pie” de manera incorrecta, pero si no logra poner en funcionamiento pleno las instituciones, entonces las leyes no sirven para nada.
Me preocupa el déficit del sector eléctrico (El Pacto Eléctrico jamás me ha preocupado) porque es un mal que se derrama en el resto del Presupuesto, afectando la inversión en proyectos que sí impactan a la gente. Los apagones, sumado a una energía cara, merman la capacidad productiva y competitiva del país.
Me preocupa el mal estado en que está la autopista Duarte, principal vía de comunicación del país. Es un secreto a voces que esta “autopista” está preñada de hoyos y cráteres, que está sin señalización, que hay tramos en los que se pierde y genera accidentes. ¿Es una vergüenza para el país? Sí. Iba a contar qué me preocupa de la Constitución dominicana, pero no hay más espacio.