Durante los últimos 14 años el Estado dominicano destinó RD$2,960.5 millones (un promedio de RD$211.5 millones anuales) para apoyar, a través del Fondo Nacional de Innovación en Desarrollo Científico y Tecnológico (Fondocyt), una serie de proyectos orientados a la construcción de conocimientos que mejoren las condiciones sociales de la población y potencialicen diversas actividades productivas de la industria y la agropecuaria.
Sin embargo, el citado monto solo representa un 2.8% del presupuesto asignado entre 2005 y 2018 al Ministerio de Educación Superior, Ciencia y Tecnología (MESCyT), entidad de la que depende el Fondocyt y que durante ese período tuvo una asignación total de RD$106,780.3 millones, según los datos oficiales.
Para este 2019 el MESCyT tiene asignada una partida de RD$14,613.3 millones, de los que coloca bajo el capítulo del Fondocyt RD$227.9 millones, equivalente a alrededor del 1.6% de su presupuesto.
Aunque los números son elocuentes respecto a la baja atención que presta el Estado a la innovación, el ingeniero agrónomo Rafael E. Pérez Duvergé, director ejecutivo del Instituto Dominicano de Investigaciones Agropecuarias y Forestales (Idiaf), destaca que “a través de los años, todos sabemos, que en lo que es el apoyo a la investigación e innovación el país tiene un rezago importante”.
Pérez Duvergé, egresado de la Universidad Nacional Pedro Henríquez Ureña (UNPHU) y con un Master of Science, Plant Breeding, de la Universidad Estatal de Michigan, Estados Unidos, entiende que República Dominicana, “tiene que ponerse al día en términos de alcanzar los índices de inversión que requiere en investigación y desarrollo tecnológico”, debido que todavía mantiene una brecha “bastante importante”.
El funcionario participó en un desayuno encabezado por la titular del MESCyT, Alejandrina Germán, y el viceministro de Ciencia y Tecnología, Plácido Gómez Ramírez, para informar sobre los aportes del Fondocyt. “En lo que se refiere al campo agropecuario, nosotros siempre hemos señalado que la inversión en investigación sigue siendo tímida”, planteó.
“Sigue siendo tímida en el sentido de que si uno toma los indicadores importantes y los relaciona con otros países; hay un índice que se llama ‘Intensidad de la Inversión en Investigación’ que mide qué porcentaje del PIB agrícola, no del PIB total, tú inviertes en investigación”, explicó.
“El último índice —prosiguió—, que salió este año, nos indica que todavía nosotros permanecemos con ese rezago de un 0.3% como Intensidad de la Inversión en Investigación; es decir, el porcentaje que se invierte del PIB agrícola para apoyar a la inversión en investigación: universidades, IBII, el Idiaf, entre otros”.
Planteó que si República Dominicana va a competir con países como Costa Rica o Panamá, en términos de lo que tiene que ver con el desarrollo de las exportaciones, “la intensidad de la inversión en investigación de esos países están en 0.9, en 1.0, es decir, que nos llevan tres y cuatro veces el valor de lo que nosotros invertimos…”.
El investigador iba a seguir con sus explicaciones. Pero, en esta parte del desayuno y luego de un secreteo con la ministra Germán, el viceministro Plácido F. Gómez Ramírez le interrumpe: “Director, me indica la Ministra que detalle brevemente a cuáles sectores productivos ha atendido el Idiaf, porque los queridos amigos de la prensa tienen a veces el tiempo muy limitado…”.
Un estudio de la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (Cepal), difundido en septiembre de 2016, plantea que para 2010 los países de la región contaban, en promedio, con 520 investigadores equivalente a jornada completa (EJC) por millón de habitantes, mientras los industrializados tenían entre 2,000 y 8,000. “La Argentina y Costa Rica son los únicos países latinoamericanos que sobrepasan el millar de investigadores EJC por millón de habitantes”, dice el organismo internacional.
La ministra Germán reconoció las limitaciones. “En República Dominicana, ojalá pudiéramos tener mayor cantidad de recursos para invertir, pero con lo que tenemos creo que hacemos un gran esfuerzo, es importante que sigamos avanzando y que podamos ver el Ministerio de Educación Superior no solo como educación superior, sino también de ciencia y tecnología”, dijo.
Insistió en que “es importante saber que el MESCyT no es solo regular universidades, es también promover la ciencia, la investigación, la tecnología y la innovación para contribuir al desarrollo del país”.
Ya Pérez Duvergé había recompuesto un poco su disertación: “No, lo que quería resaltar es que sin este apoyo del Fondocyt, oye, la situación para nosotros hubiese sido todavía mucho más crítica”.
“Por eso queremos destacar y defender la inversión que se está haciendo a través del fondo a las instituciones de investigación”, añadió antes de pasar a resumir un documento, ya un tanto nervioso, sobre los logros del Idiaf con el respaldo del fondo estatal.
Según sus palabras, el Idiaf desarrolla 21 proyectos de investigación y validación tecnológicas en beneficio de la agricultura dominicana por un valor de RD$146.6 millones de los fondos concursables del Fondocyt.
Dijo que los proyectos permitieron identificar tecnologías para manejar y mejorar la calidad de los suelos arroceros, en beneficio de la Asociación de Productores de Arroz del Nordeste (Aprano), con una inversión superior a los RD$8.0 millones.
Los proyectos de investigación
Las universidades y entidades de investigación interesadas en obtener financiamiento a través del Fondocyt, deben presentar sus proyectos al MESCyT que los somete a la evaluación de un jurado que, en la actualidad, está integrado por 28 especialistas, casi todos con estudios de doctorados en diversas áreas.
Las propuestas, explicó el MESCyT, deben dedicar el 70% de los recursos disponibles para un año en particular. Entre 2005 y 2018 el Fondocyt apoyó 431 proyectos: 401 a través de sus convocatorias anuales, 15 en convocatorias especiales, 3 propuestas de interés nacional y 12 de consorcios internacionales.
Las instituciones de educación superior recibieron respaldo para 329 iniciativas y los centros de investigación y empresas para 102.
La Universidad Autónoma de Santo Domingo (UASD) encabeza la lista, con 110 investigaciones, un financiamiento aprobado de RD$667.6 millones, de los que ya recibió RD$345 millones (un 52%). Le siguen la PUCMM, con 50 proyectos (RD$362.9 millones), el Intec, con 39 (150.2 millones); la Universidad Isa, con 31 (68.9 millones), y la Universidad Evangélica Nacional, con 20 (RD$110.1 millones).
Entre los centros de investigación, organizaciones no gubernamentales (ONG) y empresas encabeza la lista el Instituto de Innovación en Biotecnología Industrial (IIBI), con 35 proyectos presupuestados en RD$198.9 millones. Le sigue el Idiaf, con 22 iniciativas (RD$68.5 millones) y el Servicio Geológico Nacional, con 9, a las cuales se les asignó RD$83.5 millones.
Vinculación con empresas
El viceministro Gómez Ramírez resaltó el hecho de que algunos de los proyectos financiados por el Fondocyt están enfocados en solucionar problemas y mejorar los procesos productivos de la agroindustria, entre las que citó a Pollos Cibao.
Dijo que el marco jurídico del Fondocyt establece que los fondos que aporta no son reembolsables, a menos que, por alguna razón, se dejen de utilizar en algún proyecto para el que fueron asignados.
Sin embargo, aclaró que en caso de generarse patentes, si son comerciales, tiene que haber un retorno de un 1% de las ganancias si el centro de investigación forma parte del Estado, como el Idiaf o la Facultad de Agronomía de la UASD, “pero hasta el momento no las ha habido”.
Recordó que ya en el país existen cuatro patentes generadas, incluyendo una en la universidad Unibe y otra en la PUCMM.
Resaltó el apoyo de los fondos concursables a la universidad estatal. “En estos momentos la UASD tiene 99 proyectos de investigación, de los cuales 70 son financiados por el Fondocyt y 29 por otras fuentes, como la OMC, la OPS y por fondos propios”, destacó el viceministro Gómez Ramírez.
IIBI mejora procesos de fabricación de productos
El Fondocyt ha financiado al Instituto de Innovación en Biotecnología e Industria (IIBI) 27 investigaciones de las áreas de Biotecnología, Recursos Genéticos, Producción Sostenible y Seguridad Alimentaria, dijo su directora, Agripina Ramírez Sánchez, especializada en Biología Molecular y Biotecnología.
“Gracias al apoyo del Fondocyt, el IIBI ha fortalecido y mejorado sus capacidades básicas de investigación, con las cuales ha podido contribuir al desarrollo del sector productivo nacional, impactando positivamente a pequeñas y medianas industrias del agro”, indicó, al tiempo que mostraba algunos productos mejorados con las investigaciones.
“Un resultado tangible ha sido el proyecto que dio paso a la puesta en marcha de la Planta Procesadora de Cereales de la comunidad El Factor, de Nagua, la cual procesa harina de arroz, que será utilizada en los procesos de panificación del desayuno escolar”, dijo.