Tras siete décadas de servicios, el Banco Agrícola logró, en tres años, convertirse en banco corporativo. A partir del 1 de abril de 2019 abandona prácticas recurrentres en el pasado, las cuales lo mantenían fuera de las estadísticas oficiales del sector financiero. En esta nueva etapa, además, reportará una tasa especial de encaje legal de un 4.25%.
Esta institución, que en principio se llamó Banco Agrícola e Industrial, financió la industria y la vivienda y estuvo sentenciado a desaparecer, tras la crisis bancaria de 2003 y que afectó su cartera de préstamos en 2004, reduciendo a la mitad lo que se había logrado cuatro años antes.
El administrador general del Banco Agrícola, Carlos Segura Foster, ofreció una entrevista a elDinero. “No hay cosa que ayude más a adquirir conocimientos que la necesidad de sobrevivir, y esa necesidad frente a las adversidades nos ha puesto en capacidad de dar clases de cómo convertir una institución débil en una fuerte”, dijo.
“Estábamos obligados a hacer el cambio o hubiésemos desaparecido”, afirmó el funcionario. El haber convertido el Banco Agrícola en un banco corporativo nos obligó a que con medidas certeras, pudiéramos rescatar gente que habían sido excluidas de los préstamos de la banca”, dijo.
Supervisión de la SIB
En el proceso de conformación del sistema financiero nacional, el Banco Agrícola fue la segunda institución creada en el país, después del Banco de Reservas. Su conversión a banco corporativo ha sido con el acompañamiento y supervisión de la Superintendencia de Bancos (SIB).
Segura Foster recuerda que en la primera supervisión de la SIB, el equipo que le dio seguimiento informó que “tenían muchos aspectos para superar”. Un año después, el comentario fue que “habían mejorado bastante”, pero para 2017 les indicaron que “iban muy bien”.
El año pasado, según los representantes de supervisión, al banco estatal le faltaba “muy poco” para satisfacer las necesidades del sector financiero y le ofrecieron un apoyo especial para completar los requisitos establecidos.
“Hoy podemos decir que les estamos dando respuesta satisfactoria a todos los requerimientos de las normativas bancarias. La Superintendencia de Bancos, como la Junta Monetaria, se sienten satisfechos de los avances que hemos logrado”, expresó.
La captación de recursos de terceros provenientes de ahorros retirables, depósitos a plazos, certificados financieros y, posteriormente, de fondos derivados del inquilinato y de garantías de fianzas judiciales ha significado RD$11,000 millones, es decir, el 40% de todos los recursos de la institución.
Siendo el banco que presta a la menor tasa del mercado, no se ha producido situación de déficit de atención de recursos de terceros depositados, precisó el administrador Segura Foster.
Tasas activa y pasiva
El 42.7% de diferencia entre sus gastos e ingresos hizo que el Banco Agrícola pase a ser una institución que con sus propios recursos cubra la totalidad de sus gastos. Asume que si tuvieran la tasa pasiva promedio ponderada de 7.82% del 2012 no pudieran subsistir.
Según el administrador del Banco Agrícola, el Estado diseñó una política para incentivar la producción nacional, logrando reducir la tasa activa o de colocación, que se situaba entre 18% y 24% a 8%, con el bloque principal de préstamos del banco, que son los alimentos.
Esa reducción al 8%, afirma, fue posible por el auxilio de recursos de terceros, que hoy en día está a una tasa pasiva promedio ponderada de 4.72%, gracias a la porción de los aportes del Gobierno, a cero tasa.
Sequía
Al referirse a los efectos provocados por la escasez de agua, Segura Foster dijo que esta no es la primera sequía. “Ciertamente parece que va a ser la más severa”, añade.
“Esta situación de sequía la venimos monitoreando y enfrentando desde agosto del año pasado, donde todas las autoridades nos reunimos con el Presidente e hicimos una proyección en la que se suponía que para esta fecha nosotros íbamos a tener lluvias, pero resulta que ahora los pronósticos indican que vamos a tener sequía por dos meses más”, apuntó.
Lamenta que las pocas precipitaciones no serán suficientes para revertir el estrés hídrico de algunas zonas del país.
Indicó que con parte de los RD$113,000 millones financiados en los últimos seis años se implementó un programa de perforación de pozos y generación de energía eléctrica con paneles solares en la Línea Noroeste.
La iniciativa busca garantizar suplir, para este 2019 y el próximo año, todos los alimentos de la producción nacional, incluyendo el desayuno y el almuerzo en las escuelas.
Insistió en que “esa inversión ha logrado reducir el impacto de la sequía a los 105 productores que nosotros financiamos, a 78 no se les ha muerto una vaca y en las visitas que hemos hecho recientemente todos tienen pasto y agua”.
Segura Foster explicó que mientras que a los otros 22 se les ha muerto entre una y cinco vacas, no necesariamente por consecuencia de la sequía, sino que en un hato ganadero generalmente se dan esos niveles de muertes. “Solamente cinco de esos beneficiarios han tenido algún problema porque los pozos se han secado”, dijo.
El funcionario advirtió que ahora, en medio de la sequía, no se puedan desarrollar programas de pozos porque las cuencas acuíferas están agotadas y podrían crear un daño mayor.
Transformación del Banco Agrícola
En el 2011 se dispuso, mediante decreto, que el Banco Agrícola se convirtiera en un banco corporativo. Ese documento fundamentalmente establece una diferencia.
Hasta la fecha de la orden el Banco Agrícola tenía un directorio ejecutivo con cinco funcionarios gubernamentales y dos representantes de productores privados, y pasó a ser una institución con un directorio de cinco representantes privados y dos funcionarios del gobierno.
Posteriormente sostuvieron un diálogo con la Superintendencia de Bancos (SIB) para que coadyuvara en el fortalecimiento de la institución. Pasaron los años y por razones ajenas al tema es que en 2015 comenzaron a trabajar más de cerca con la SIB. Se trató de un proceso de fortalecimiento que alcanzaron por el apoyo de la Superintendencia, del Gobierno central y por la colaboración de los miembros de esa entidad financiera estatal.