Cuando un extranjero llega a cualquier país por turismo o negocios, antes o después de hacer migración, por lo general acude a una estafeta de cambio de moneda. Aunque el uso de tarjetas de crédito ha crecido en un segmento importante de la población, aún la mayoría de las personas prefiere manejarse en efectivo por los riesgos que, en muchos casos, implica el uso de pagos electrónicos. Nadie, hasta los más confiados, quiere verse en medio de un proceso de reclamación o reembolso por un consumo no reconocido. Es una experiencia fastidiosa.
En una economía de mercado (perfecto), donde los precios responden directamente a la oferta y demanda de bienes y servicios, los potenciales clientes o usuarios también tienen la libertad de elección. En lo que respecta al cambio de moneda en los aeropuertos, y en el caso de República Dominicana cuya economía depende en gran medida del turismo, existen algunas variables que ponen en duda la libre escogencia o comparación de precios.
La multinacional Global Exchange, nacida en España en 1996 y en diversas oportunidades cuestionada por los márgenes aplicados en las transacciones de cambio de divisas, tuvo que internacionalizarse una vez apareció el euro, pues en su mercado natural era obvio que no podría sobrevivir. La reinvención del negocio fue la única opción. En 2001 llega a América Latina, a Argentina, meses antes de que las monedas y billetes entraran en circulación el 1 de enero de 2002 en los 12 Estados de la Unión Europea que adoptaron el euro en ese año. Era obvio que si el cambio de divisas fue su origen quedarse en el mercado español no era la mejor alternativa.
En una operación simple de cambio de monedas, principalmente en los aeropuertos, no debería existir preocupación más allá del hecho de realizar una transacción transparente, equitativa y razonable con los márgenes de intermediación de un mercado “perfecto”.
Quien tiene la mercancía, cuando hay más competidores en el mercado, puede vender más caro si considera que su producto es mejor. Sin embargo, en este caso se trata de un servicio ofrecido a turistas que por lo general arriban con poca información, lo que, es pertinente decirlo, representa una oportunidad de negocios en la primera operación que realiza un visitante: cambiar dinero. ¿Cómo se justifica que una empresa aplique una tasa de cambio tan distante de la real? ¿Por qué hay que ganarse RD$9.51 por cada dólar cambiado, es decir, un 18.83% respecto al valor real de la moneda estadounidense en el mercado dominicano, representando un 23.2% respecto al importe aplicado?
La situación descrita se da en los aeropuertos dominicanos. Sin embargo, para la investigación también se hicieron dos transacciones en Costa Rica. El margen aplicado allí también es de un 23.2%. Aunque el cambio oficial es de 681.4 colones, la empresa sólo paga 523.4 colones por cada dólar, lo que significa un margen neto de 157.9 colones, según los datos del 18 de febrero de este año. A la empresa, tomando como referencia datos que ofrece en su página institucional, le ha ido muy bien. Atiende un aproximado de siete millones de clientes por año. Si se estima un promedio de 300 dólares por transacción, que según las consultas es una cifra conservadora, el volumen de negocios anuales andaría por alrededor de US$2,100 millones.
En todo esto hay un tema de competencia, que afecta, sobre todo, a los usuarios. En el Aeropuerto Las Américas, por ejemplo, la primera estafeta de Global Exchange está antes que los pasajeros hagan migración, mientras que el segundo punto de cambio, ubicado en el área de recogida de las maletas, también está preferentemente primero que la del Banco de Reservas, lo que dificulta la posibilidad de escoger opciones o al menos averiguar dónde es más conveniente para los usuarios hacer el cambio a la moneda local. Esto, por supuesto, no es al azar.
El banco del Estado apenas cobra una comisión menor de 50 centavos por dólar (0.9%, aproximadamente), mientras que el “no comission” de Global Exchange resulta oneroso para los desinformados clientes, pues el margen entre el valor pagado y la tasa de cambio oficial (o del mercado) es de un 23.2% por cada dólar transado. Los datos comprobados con facturas o recibos de cambio demuestran que la empresa puede perfectamente vender la idea de que no cobra comisión por el cambio, aunque en la práctica, además de estar dos puntos de ubicación en el aeropuerto delante de la oferta del Estado, sea más caro para los clientes.
¿No comission?
La estrategia de “no comission” implementada por Global Exchange en todos los aeropuertos donde tiene presencia ha sido, a todo luz, positiva. La empresa cuenta con una red que supera las 310 oficinas en 46 aeropuertos internacionales de 23 países y cuatro continentes, en los que atiende a poco más de siete millones de clientes cada año, realizando 15,000 transacciones por día. Su nómina de empleados es de aproximadamente 2,000 personas, es decir, un promedio de 6.4 empleados por punto de cambio.
En apenas 18 años, desde que se vio obligada a la transformación y el reto que representó la aparición del euro en su mercado de origen, ha crecido más rápido que otras empresas similares. Tiene presencia, entre otros países, en Uruguay, Costa Rica, República Dominicana, México, Guatemala, Jamaica, Marruecos, España, Nicaragua, Trinidad y Tobago, Paraguay, Ecuador, Brasil, Jordania y Colombia.
Al momento de verse obligada a reinventarse tenía 16 oficinas en España, de las cuales tuvo que cerrar 15 cuando las transacciones prácticamente se redujeron a cero.
Aunque en Argentina entraron por seis aeropuertos, luego enfrentaron dificultades con el Estado cuando el Banco Central prohibió que este servicio, el de cambio de moneda, lo ofrecieran empresas privadas. Sin embargo, lograron abrir 22 sucursales en calles y hoteles en todo el país, convirtiéndose en la principal empresa del ramo en ese país. Según datos a 2017, cada día mueve un volumen superior a los US$30 millones en 70 monedas distintas.
Ley de Procompetencia
Según la Ley 42-08 de Defensa de la Competencia, en su artículo 1, tiene por objeto, con carácter de orden público, promover y defender la competencia efectiva para incrementar la eficiencia económica en los mercados de bienes y servicios, a fin de generar beneficio y valor en favor de los consumidores y usuarios de estos bienes y servicios en el territorio nacional.
De acuerdo con el enunciado en su página institucional, Global Exchange sustenta su actividad sobre unos sólidos valores que han regido el quehacer diario desde los inicios de la compañía, y que siguen presidiendo cada una de las acciones que lleva a cabo, a la vez que se diferencian de forma clara de sus competidores.
Apuestan, según su portal, al estricto cumplimiento de la ética, legalidad y transparencia; importancia del capital humano, excelencia en la atención al cliente, búsqueda constante del crecimiento y expansión; desarrollo y aplicación de nuevas tecnologías, cuidada imagen corporativa, orientación a la innovación y mejora continua.
Cómo surge Global Exchange
Según consta en su página institucional, Global Exchange es una empresa familiar cuya historia nace en el año 1996, en el municipio salmantino de Fuentes de Oñoro, en el que la familia Alanís, cuya cuarta generación es la actual propietaria de la compañía, venía desarrollado diversas actividades empresariales desde el siglo XIX.
Entre estas actividades destaca el Centro Comercial Eurocentro Alanís, aún en funcionamiento, y que es el punto de partida de la historia de Global Exchange. Por su situación en un punto fronterizo, eran muchos los turistas extranjeros que acudían a realizar sus compras al centro comercial y que, fuera del horario de los bancos, no tenían donde cambiar las monedas de sus países (escudos, francos, etc.).
Es así como surge la idea de desarrollar una nueva línea de negocio especializada en la prestación del servicio de cambio de moneda, como complemento a la actividad comercial del Eurocentro Alanís. Para ello, se constituye en 1996, Eurodivisas S.A., empresa matriz de Global Exchange, cuya primera oficina de cambio se instala en el mismo centro comercial, para responder a la demanda de los turistas extranjeros que visitaban la zona.
En muy poco tiempo, Eurodivisas S.A llega a contar con 16 sucursales repartidas en los puntos fronterizos con Portugal y en importantes ciudades turísticas de España.