La sequía de la que se habla desde el año pasado ya se acentuó en República Dominicana y se siente en lugares de alta concentración de la población. Ya la Corporación de Acueducto y Alcantarillado de Santo Domingo (CAASD) anunció que las fuentes de captación de los acueductos del Gran Santo Domingo se ven seriamente impactadas.
El descenso en los caudales de los ríos Haina, Isa, Mana, Duey e Isabela llevó a que el procesamiento de agua para consumo de la población se disminuyera en 51 millones de galones por día.
La CAASD bajó la captación de agua de 420 millones de galones a 369 millones. La escasez empeora el servicio de agua potable sobre todo en los sectores ubicados al sur de la avenida Independencia, entre los que figuran Invi Sur, Miramar, Solimar, Dominicanos Ausentes, Urbanización Tropical, El Cacique y Zona Colonial.
Los ciudadanos debemos ser pacientes y entender que se trata de una crisis en el suministro de agua provocada por una situación climática específica. Pero, sobre todo, economizar tanta agua como podamos en nuestras actividades diarias, abogar por la conservación de los bosques húmedos y demandar la protección de los ríos que nos quedan.
El Gobierno, por su parte, tiene que tener claro que con un titular de una nota de prensa anunciando que un ministro “garantiza la seguridad hídrica nacional” no hará que llueva ni que se resuelva el tema de la sequía.
Las acciones estatales deben orientarse, además del apoyo a los productores, a velar por la preservación de los bosques, sobre todo los más sensibles, y proteger nuestros ríos.