Para llegar a uno de los pozos de petróleo se hace necesario recorrer cuatro kilómetros desde la entrada de la comunidad Carrizal, por una carretera intransitable en la que solo se visualizan animales y la basura de un vertedero improvisado en Azua.
La comunidad, que pertenece al municipio Peralta, es una de las más pobres de la provincia suereña y la mayoría de sus habitantes se dedica a la quema de carbón en el bosque seco. En varios lugares de la carretera se observan los restos de hornos.
A la izquierda de la carretera se percibe un pozo cuadrado con un tubo redondo en el centro que sobresale del suelo. El olor a combustible es bastante fuerte y el petróleo, que se encuentra mezclado con agua, se calienta conforme aumenta la temperatura del día.
El recorrido para encontrar el segundo pozo se vuelve todavía más difícil: Caminando casi dos horas por un sendero pedregoso formado por el río Jura, que se encuentra seco, y en medio de una temperatura tan caliente que pudiera sofocar a cualquiera.
Los pobladores de la comunidad Higüerito conocen de la existencia del codiciado oro negro, pero no todos han ido al lugar donde brota de manera natural.
A escasos metros del pozo, un señor de 55 años de edad, cocina una harina de maíz en un fogón encendido con el petróleo que él mismo busca en un pote plástico.
Rafael Pérez, conocido como “El Tisón”, vive del carbón y lo que produce la tierra con la poca agua que consigue en un arroyo cercano.
“Aquí yo sembré maíz, no es una gran cantidad porque el agua no es mucha. Entonces, en El Higüerito abajo tengo otro pedacito, que ahí me abarca el canal y, entre vez, hay agua”, asegura Rafael, quien pasa los días en el monte y por las noches baja a dormir al pueblo.
Con relación al petróleo de República Dominicana, considera que “es un mal negocio, porque siempre que han sacado ha habido mucho, pero vuelven y lo tapan. Y dicen que no sirve”.
Sin embargo, explica que a él sí le sirve. “Yo lo uso para la candela y para desgaritar las hormigas”. “Ahora lo voy a usar para matar palos”, agrega sin ninguna conciencia del daño ambiental que provoca desmontar el bosque seco.
Potencial
En febrero del año pasado el ministro de Energía y Minas, Antonio Isa Conde, manifestó que Azua es una de las zonas más importantes, así como la cuenca de San Pedro de Macorís, que a pesar de ser la más incómoda es la que tiene mayor potencial.
“Nosotros hemos determinado que hay seis cuencas que tienen hidrocarburos, gas y petróleo, lo que tenemos que definir es si son explotables. Hay algunas que hay emanación, inclusive”, precisó entonces el funcionario.
Mientras que en mayo de 2018 el ministerio presentó el modelo de contrato de exploración y producción de hidrocarburos que, de acuerdo a la entidad, representa un paso indispensable para licitar o subastar bloques de petróleo y gas en el país.
“Queremos que todo el proceso para relanzar el sector de exploración y explotación de hidrocarburos sea transparente e inclusivo. Todas las sugerencias serán evaluadas por el equipo técnico y de ellas se incorporarán aquellas que se estime que contribuyan a lograr mejores oportunidades para el país”, declaró.
La semana pasada, el funcionario firmó, con el ministro de Hacienda, Donald Guerrero Ortiz, un acuerdo de cooperación interinstitucional, con el fin de unificar los procedimientos de evaluación de solicitudes de concesiones y la fiscalización que se aplica a las empresas que componen el sector minero.
Guerrero Ortiz señaló que el Estado trabaja en la elaboración del esquema fiscal de exploración y producción de petróleo y gas, que formará parte del modelo de “Contrato de Exploración y Producción de Hidrocarburos de República Dominicana”, como resultado del esfuerzo realizado por el Gobierno en promover la industria extractiva de hidrocarburos.