Nuestro continente se ve afectado por la inestabilidad política que se vive en Venezuela y Haití. La región sufre las consecuencias migratorias de sus crisis, así como los problemas económicos que acarrean su inestabilidad en el comercio regional.
Para los dominicanos resulta de mucha preocupación la crisis en Haití, nuestro segundo socio comercial después de Estados Unidos. El 9.3% de nuestras exportaciones en 2018 fueron enviadas al vecino país, según recoge un informe reciente de la PUCMM. La crisis en Haití impacta nuestras exportaciones, incide en la presencia de migrantes en nuestro territorio y crea un problema de seguridad en la frontera.
La Cepal había pronosticado algo de mejoría en la economía haitiana para este 2019 que, de seguro, se verá afectada: “La tasa de crecimiento objetivo del PIB para 2019 es del 2.8%, previéndose un escenario de mayor estabilidad sociopolítica, programas de ‘contención social’ y eventualmente un acuerdo de Servicio de Crédito Ampliado (ECF) por tres años con el FMI que facilitaría recursos financieros frescos y mayor reactivación de donaciones bilaterales y multilaterales.
Ese pronóstico anticipa reformas sustentables en la provisión de los servicios energéticos y otros servicios básicos, en un contexto de estabilidad de la demanda externa (en particular industria maquiladora), menor volatilidad cambiaria, contención de la inflación –a dos dígitos todavía pero con tendencia decreciente- y una reducción sensible del déficit fiscal”.
Lamentablemente, a este pronóstico de la Cepal debemos quitarle lo de “un escenario de mayor estabilidad sociopolítica”.