La socióloga Rosario Espinal escribió un artículo en el periódico Hoy el pasado miércoles 6 de febrero titulado “Mina de oro no explotada”, en relación a la gran cantidad de violaciones contra la ley de tránsito que cometemos a diario, sin que las mismas tengan consecuencias para sus infractores y lo dice de la siguiente manera: “Para aumentar el caudal de ingresos, mejorar el tránsito y, sobre todo, proteger la vida y la salud de la población dominicana, el Gobierno tiene una mina de oro que no ha explotado adecuadamente: las multas por violaciones a las reglas del tránsito”.
En el periódico elDinero, el jueves 31 de enero 2019, el periodista Panky Corcino publicó un interesante trabajo titulado “Accidentes de Tránsito tienen un alto costo para República Dominicana”, en el cual revela datos muy interesantes, extraídos de la Tesorería de la Seguridad Social, de la SISALRIL y del INTRANT, organismos todos del Estado, que revelan la gran tragedia de los accidentes y su gran costo para los hogares y el Estado, que deben mover a los organismos responsables a tomar medidas urgentes y drásticas para enfrentar este fenómeno.
Entiendo que al gobierno le ha faltado voluntad para enfrentar la situación del tránsito, a pesar de que por un lado deja de recaudar una fortuna como lo establece la señora Espinal, pero también se agrava la situación cuando las violaciones producen tantas pérdidas al Estado y a una enorme cantidad de hogares pobres del país, cuando resultan muertos o lesionados los proveedores de esos hogares, o tienen que pagar los gastos de sus familiares que han resultado lesionados en los accidentes, donde en el 80% de los accidentes hay participación de motocicletas, el medio de transporte más utilizado por los dominicanos más pobres.
Pero tampoco observamos que a nuestros políticos para nada les interesa la suerte de sus votantes, que mueren o se empobrecen por falta de una acción que más que reducirle simpatía o votos, puede proporcionar prestigio y orden a la sociedad en que viven, ante tantos accidentes de tránsito con su secuela de muertos, lesionados y pérdidas económicas para toda la sociedad.
Al igual que la señora Espinal, estamos seguros que son incalculables los beneficios que obtendríamos si logramos disciplinar el tránsito a través de las multas. Lo primero es identificar a una gran cantidad de delincuentes que cometen delitos utilizando vehículos sin placas y escapan con facilidad, ya que las cámaras del Sistema 9-1-1 no pueden identificarlos, sobre todo a los motoristas que son responsables del 85% de los crímenes y raterías que se cometen en nuestras calles.
El Gobierno, los ayuntamientos, Obras Públicas, ahora el INTRANT y DIGESETT, entre otros, son muchas instituciones y personas para que no puedan dar con soluciones sostenibles para corregir, poco a poco, los entuertos que tenemos, si queremos vender un país civilizado, donde podamos traer 10 millones de turistas que gasten dólares, porque se sientan seguros saliendo a disfrutar nuestras calles como ha prometido el presidente Danilo Medina.
No podemos permitir que la señora Rosario Espinal tenga razón cuando en el último párrafo de su artículo de marras dice que hasta para organizar el tránsito y hacerlo más seguro, el Estado dominicano es incapaz, cuando en realidad no es de capacidad que se trata, y entiendo que tampoco es un asunto de recursos, es más bien de la voluntad que le ha faltado a nuestros políticos y funcionarios, porque la sociedad no ha sido capaz de exigírsela con la fuerza necesaria para que la sientan en las urnas.
Se nos está haciendo tarde para enfrentar el caos y la indisciplina social del tránsito, y antes que comience a afectar más de lo debido, la economía y la vida de los dominicanos, debemos apelar que se tomen las medidas férreas, porque los beneficios superarán por mucho a los perjuicios que podrían tener la familia dominicana.