República Dominicana mantiene un buen ritmo de generación de divisas, a través de cuatro sectores fundamentales: exportaciones nacionales y de zonas francas, turismo, inversión extranjera directa (IED) y remesas que envían los dominicanos desde el exterior.
Desde principios de 2018 el Banco Central había vaticinado que para ese mismo año República Dominicana lograría generar divisas por el orden de los US$30,000 millones. En efecto, de acuerdo con sus propias estadísticas, el país logró alcanzar los US$29,378.8 millones en generación de divisas durante el 2018.
Sin embargo, un desglose de ese monto global, genera algunas interrogantes que las autoridades monetarias debería esclarecer, para conocer mejor el origen de las divisas que se generan por las vías productivas mencionadas.
En el caso de las exportaciones, el Banco Central informa que durante el año 2018 alcanzaron los US$11,052.3 millones, de los cuales US$4,800 millones son de exportaciones nacionales y US$6,252.3 millones provenientes de las zonas francas.
Sin embargo, la Dirección General de Aduanas (DGA) en su informe de exportaciones indica que durante el 2018 alcanzaron solo US$9,473.9 millones, de donde US$3,403.7 millones son exportaciones nacionales, US$5,757 millones de zonas francas, US$291.7 millones de admisión temporal y US$21.4 millones son reexportaciones.
Sería interesante saber cuáles son los bienes exportados que marcan la diferencia de US$1,578.4 millones entre el reporte de ventas externas del Banco Central y el que muestra la Dirección General de Aduanas en sus respectivos informes estadísticos.
Otro aspecto que llama la atención en la contabilidad de generación de divisas del informe preliminar del Banco Central es el referente a los dólares captados a través del sector turístico. De hecho, el Banco Central indica que durante el 2018 el turismo generó divisas por el orden de los US$7,610.4 millones, fruto del consumo directo e indirecto de los más de 6.5 millones de turistas que visitaron el país durante el pasado año.
Sin embargo, en ese mismo cuadro, la institución monetaria incluye un capítulo denominado “otros servicios”, en donde indica que se generaron US$1,678.5 millones adicionales. Un monto que llama más la atención si se toma en cuenta que ese renglón no aparece en las estadísticas de generación de divisas del turismo durante el año 2017, cuando el aporte de ese sector fue de US$7,177.5 millones.
Otro aspecto de las estadísticas de generación de divisas es el que se refiere a la inversión extranjera directa (IED). De acuerdo con las estadísticas oficiales, el año pasado el país captó USD$2,513 millones en IED. Pero uno se pregunta, ¿qué cantidad de ese dinero fue invertido de manera efectiva durante el año pasado?
La pregunta surge por el hecho de que es posible que durante el 2018 una empresa haya anunciado una inversión, por ejemplo, de US$500 millones. Pero resulta que ese dinero sería invertido en un período de tres años. Es posible que los técnicos que llevan las cuentas nacionales hayan registrado esa inversión durante el año pasado, pero resulta que, posiblemente, de esa cantidad, el año pasado sólo se desembolsaron US$100 millones, por poner un ejemplo, y el resto se va a distribuir en inversión durante los años siguientes.
Pero aun manteniéndonos con los montos de IED anunciados, aunque no invertidos de forma efectiva, se mantiene una diferencia de US$1,578.4 millones entre el reporte de exportaciones de Aduanas y el publicado por el Banco Central, a los que se agregan los US$1,678.5 millones de “otros servicios” turísticos que no aparecen explicados en el reporte oficial.
La suma de esas partidas es US$3,256.9 millones, los cuales, si se le restan a los US$29,378.8 millones de generación de divisas reportados durante el año pasado, daría como resultado US$26,121.9 millones.
Con estas reflexiones no pretendemos poner en dudas las estadísticas del Banco Central. Lo que sí deseamos es aportar con nuestras observaciones para que nuestras autoridades monetarias se sientan en la motivación de ofrecer de manera más detallada las explicaciones que justifiquen las cifras presentadas y así evitar que analistas, mal o bien intencionados, pongan al desnudo estos resultados y despierten en una parte de la población mayores dudas sobre la veracidad de los informes de cuentas nacionales publicados regularmente.